La exhortación apostólica del Papa Francisco, “Amoris Laetitia”, “La alegría del amor”, recoge el amplio diálogo eclesial desarrollado a través de dos asambleas sinodales. Es una invitación fuerte del Papa para que toda la Iglesia sostenga el amor de los esposos conforme al designio original de Dios esclarecido por Jesús en el Evangelio. Es también un reclamo a prodigar signos de misericordia y cercani?a alli? donde la vida familiar no se realiza perfectamente o no se desarrolla con paz y gozo. Los tres primeros capítulos contemplan la familia a la luz de la Palabra de Dios y la Tradición de la Iglesia y se detiene en la dinámica del amor en el matrimonio, designada sugestivamente como “caridad conyugal”. Francisco explica que este amor es fecundo y educativo porque participa de la obra del Creador. El Papa introduce una novedad en el enfoque pastoral de las heridas en el matrimonio y la familia, buscando caminos de integración y mayor comunión. En este punto, que ha focalizado la atención pública durante el Sínodo, recuerda que la Iglesia no debe renunciar nunca a proponer el ideal pleno del matrimonio, al tiempo que reclama a los pastores un esfuerzo de acompañamiento a quienes atraviesan situaciones difíciles, de manera que puedan caminar hacia la plena realización del designio de Dios. Acoger y acompañar las situaciones excepcionales, dice el Papa, no implica ocultar el ideal más pleno que Jesús ofrece al ser humano. En los números finales de esta Exhortación el Papa habla de la familia como verdadera iglesia doméstica y célula vital para transformar el mundo. Ahí sitúa su carácter misionero, pues cuando la familia acoge y sale hacia los demás testimonia la maternidad de la Iglesia hacia el mundo.