Lo que generaciones de españoles pensaron que no llegarían a ver ha ocurrido. A través de un comunicado hecho público en el diario “Gara”, ETA reconoce el “sufrimiento desmedido” que ha provocado y los graves daños originados que no tienen vuelta atrás. Y como consecuencia, la banda terrorista pide perdón a sus víctimas.

Es cierto que se trata de un lenguaje inusual en la historia de ETA, pero esto no debe ocultar la verdadera intención del comunicado: asentar un relato según el cual existió un conflicto político que habría justificado la “lucha armada”, y que habría provocado víctimas de uno y otro bando. Resulta patética en este sentido la referencia al bombardeo de Guernika como raíz de la violencia que ha protagonizado. Para ser auténtico, el perdón que ETA pide debería ir acompañado de un reconocimiento de que jamás hubo justificación para sus acciones.

En todo caso este comunicado sólo se explica por la fuerza del Estado de Derecho, la actuación de la policía y de la Justicia, y por la tenacidad de las víctimas de ETA, que con su ejemplo han puesto en evidencia la sinrazón de una banda terrorista que ha sembrado de violencia y muerte la historia reciente de España. Con toda seguridad ETA va a disolverse, y esa es una buena noticia. Pero su herencia de totalitarismo y violencia sigue presente, como vemos estos días en Alsasua. El trabajo para recuperar la libertad y la convivencia aún no ha terminado.