En este complejo momento político de España convendría estar muy atentos a lo que pasa, no llevarse a engaño y llamar a las cosas por su nombre. La propuesta del Ayuntamiento de Zaragoza, en manos de Podemos e Izquierda Unida, de poner a sus servicios jurídicos a trabajar para arrebatar a la Iglesia la titularidad de la catedral de La Seo y de la iglesia de la Magdalena es un acto de desamortización a la luz del día, y una manifestación más de la “expresión sectaria” de una parte de la izquierda más radical, a la que molesta la presencia de la Iglesia. Una decisión política a todas luces contraria a la historia y al derecho, que ampara también a la Iglesia. Como ha señalado un portavoz del arzobispado de Zaragoza, la pretensión de gobierno municipal no tiene sentido alguno. Conviene subrayar que estos templos, de propiedad inveterada de la Iglesia, que se construyeron por la fe de generaciones de zaragozanos, están en plena actividad litúrgica y cultural. Son templos a los que se no se niega la entrada a ninguna persona, tenga las creencias que tenga. Por tanto prestan, además de un servicio al fin para el que fueron construidos y conservados, una indiscutible contribución al bien común de la sociedad. Una parte de la izquierda española, una vez más, se muestra especialista en crear problemas donde no los hay, máxime si se refieren a la Iglesia y a las creencias de los ciudadanos.