Muchos países en vías de desarrollo empiezan a ser conscientes de que su futuro depende de las nuevas generaciones, de ahí que gran parte de estos gobiernos estén llevando a cabo políticas de infancia para evitar que estos niños tengan que abandonar su país de origen.

Esta es una de las principales razones por las que han caído con fuerza las adopciones internacionales. En 2023 se registraron 153 adopciones, frente a las 1.200 que se llevaron a cabo hace una década o las 3.000 adopciones internacionales del año 2.000.

Ana Linares, Coordinadora de Asociaciones de Adopción y Acogimiento, asegura que hacen falta familias para la adopción, pero deben ser conscientes de la realidad que hay en estos momentos porque “los niños que están ahora en protección son mayores, grupos de hermanos y en muchos casos presentan algún tipo de daño o dificultad”.

Ana Linares, recuerda que el papel de las organizaciones es fundamental porque trasladan a las familias una fotografía real de la adopción en España. El objetivo siempre “es encontrar la mejor familia para el niño y no el mejor niño para la familia”.

Antón Mouriz de la Asociación Gallega de Ayuda a la Adopción Manaia insiste en que “no existe el derecho a adoptar en ninguna legislación del mundo” por eso es fundamental “dar una información real de lo que existe”.

Todos coinciden en calificar como buena noticia que haya menos adopciones

internacionales porque lo mejor para los niños es quedarse en su país de origen por el arraigo, la lengua, la cultura y las tradiciones. Además, es la demostración que cada vez hay menos niños tan desprotegidos que la única alternativa es enviarlos a otro país.

Las adopciones afectadas por la inestabilidad internacional

Begoña de la Peña, secretaria de Afamundi, Asociación de Familias Adoptivas y de Acogida de Cantabria reconoce que “las guerras y la inestabilidad internacional también están provocando que se reduzcan este tipo de adopciones”. En China, por ejemplo, se paralizaron las adopciones internacionales después de los Juegos Olímpicos de Pekín y en otros lugares como en Rusia, “los menores protegidos se quedan en el país porque son conscientes de que jugarán un papel indispensable en el futuro demográfico del país”.