No hay palabras para calificar lo último sobre los presos de ETA. Bueno, sí existen palabras, pero quizá no se deban de utilizar públicamente. El Gobierno vasco, tras los premios de Marlaska y del Gobierno de España a los presos etarras que siguen encarcelados vía acercamientos, va a acometer un programa de cursos para que esos presos obtengan beneficios penitenciarios, es decir, el tercer grado o lo que es lo mismo: la puesta en libertad.

Entre esos cursos, los de jardinería y artesanía. Si los aprueban, a la calle. Ante esto, dos cosas.

Todavía hay casi 400 asesinatos de ETA sin resolver. ¿Ninguno de esos ‘jardineros’ o ‘artesanos’ sabe nada de ninguno de estos crímenes? Ahora ponte en el lugar de las víctimas.

Ya lo dijo Otegi, y del enemigo el consejo. ¿Qué hay que aprobar los presupuestos para sacar a nuestros presos a la calle? Pues se apoyan los presupuestos. Y cómo diría Sánchez: “Pues ya está”.

Ya tiene presupuesto, ya tiene dos años más y luego quizá otros cuatro. Y mientras, tragando la vergüenza y la ignominia. ¡No hay palabras! O sí, pero públicamente tenemos más clase. No debemos.