Moncloa ha contraprogramado con una cumbre sobre el sector del automóvil, la reunión de buena parte de los presidentes del IBEX que para este lunes había organizado la COE.

Ayudas públicas, casi 4.000 millones de euros, la mayoría tendrá que financiarlos la Unión Europea,para empezar a contrarrestar aquello del ‘diésel tiene los días contados’ que dijo la ministra Rivera y para tratar de acelerar la producción del vehículo eléctrico. También para dar salida a un sector que está en una situación tremendamente difícil y muy, muy crítica. Es lo que está haciendo toda Europa. Habrá que ver si las ayudas públicas son un parche más y hay que dar algún paso, alguna reforma estructural para hacer ese sector más eficiente.

Lo cierto es que era necesaria esa cumbre, pero ¿era el día para organizada, deprisa y corriendo? ¿o es que el presidente no quería escuchar a los grandes del IBEX?

Muchas de esas empresas, grandes multinacionales, líderes en su sector a nivel global, que podrían tener su negocio en otras plazas financieras, y ofertas interesantes han recibido, siguen aquí, siguen en España, crean empleo, hacen marca país, y el presidente está obligado a escucharlas aunque no le guste lo que digan y es obvio que lo que dicen es preocupante. Les preocupan, valga la redundancia, cómo van a afectar las decisiones del Gobierno al empleo, a la riqueza y al futuro de este país.

Unidad y diálogo ha pedido hoy Pedro Sánchez. El diálogo empieza por escuchar. La cumbre del automóvil se podía haber hecho hoy, mañana, pasado o hace tres días. Hoy había que escuchar a los presidentes de las empresas. Así, con diálogo, con escucha, se construye el futuro.