El cambio de Gobierno ha servido para hacer el postureo al que las producciones de la Moncloa nos tienen acostumbrados. La foto en las escalinatas del presidente con sus cuatro vicepresidentas, el relevo al frente de los Asuntos sociales y de Trabajo. Esa es la foto oficial. La real va por otros derroteros.

La imagen que ofrecemos al mundo es bien distinta, por mucho que nos empeñemos en hacer creer lo contrario de puertas para dentro. La imagen que mostramos al mundo la ha demostrado el departamento de Estado de Estados Unidos, que es un Ministerio de Asuntos Exteriores, cuestionando la calidad democrática de España porque los ataques del Poder Ejecutivo, de Pedro Sánchez y sobre todo de Pablo Iglesias, ponen en cuestión derechos fundamentales como la libertad de expresión.

La imagen que ofrecemos al mundo es la que manda el dato de la deuda pública, 120 por ciento del Producto Interior Bruto. Uno de los países más endeudados de todo el planeta con unas cuentas públicas que se sostienen, solo, porque el Banco Central Europeo está comprando deuda sino ya habría empezado a subir de forma descomunal la prima de riesgo y tendríamos serios problemas de sostenibilidad. En el pasado habría habido ya una o dos o varias devaluaciones de la moneda.

La imagen que ofrecemos al mundo es la de un paro desbordado, el paro juvenil en el 50 por ciento, es la más alta de Europa. La demás, lo dicho, postureos de la Moncloa.