¿El primer “fast-food” de la historia?: "uno de los hallazgos más importantes"
Arqueólogos han descubierto en Pompeya un termopolio excepcionalmente conservado que ofrece una mirada única a los hábitos culinarios de los romanos hace dos mil años
Madrid - Publicado el
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Cuando el Vesubio explotó en el año 79 d.C., Pompeya quedó atrapada bajo cenizas y piedra pómez, y con ella, escenas de la vida cotidiana preservadas como en una cápsula del tiempo. Entre esos instantes congelados, el hallazgo del 26 de diciembre de 2020, de un restaurante romano de comida rápida se ha convertido en uno de los descubrimientos más llamativos de los últimos años.
El establecimiento, ubicado en la Regio V, se presenta como un verdadero escaparate de la vida cotidiana de los habitantes más modestos. Conocido en la Antigüedad como termopolio, este local servía platos calientes a transeúntes y vecinos que no podían permitirse cocinas privadas o banquetes suntuosos. Aunque ya se conocían restos de unos 80 lugares similares en Pompeya, es la primera vez que aparece uno excavado por completo y con un grado de conservación tan impresionante.
Lo que se encontró
El termopolio conserva un mostrador de mampostería decorado con frescos que parecen recién pintados. Sobre la barra, los arqueólogos hallaron escenas vibrantes de animales que probablemente representaban lo que allí se ofrecía: patos, un gallo, peces y hasta una nereida cabalgando un caballito de mar. Los colores, increíblemente vivos, transmiten una sensación tridimensional que acerca al espectador al arte romano popular.
Dentro del mostrador se conservan dolia, grandes vasijas de barro incrustadas en la estructura que contenían alimentos calientes listos para ser servidos. Los análisis han revelado una sorprendente variedad de restos: carne de pato, cerdo, cabrito, pescado y hasta caracoles de tierra. El menú era diverso, con mezclas de productos terrestres y marinos que demuestran la riqueza de la dieta pompeyana.
El lugar también escondía un lado trágico. Entre los restos aparecieron esqueletos humanos y de un perro, víctimas de la erupción. Uno de los cuerpos, de un hombre de unos cincuenta años, pudo haber estado recostado cuando la nube ardiente alcanzó la ciudad. La presencia de estos restos recuerda que el esplendor arqueológico de Pompeya está indisolublemente unido al drama de la catástrofe.
Significado histórico y científico
Más allá del asombro visual, el termopolio es una fuente única para entender la vida diaria en el Imperio romano. Los frescos actúan como un menú ilustrado, coincidiendo con los restos de comida encontrados en los recipientes. Esta relación directa entre arte y práctica culinaria confirma que los dibujos servían como reclamo publicitario de lo que se ofrecía.
El descubrimiento demuestra también que la comida rápida no es un invento moderno. Hace dos milenios, los romanos de clase media y baja ya acudían a locales donde podían comprar raciones rápidas y calientes. El hecho de que existieran decenas de estos lugares en Pompeya refleja una realidad social: muchos hogares carecían de cocina propia y dependían de estos negocios para alimentarse.
El termopolio aporta datos sobre la economía local, los circuitos de abastecimiento y las preferencias gastronómicas de la población. Además, gracias a las técnicas modernas de excavación, los investigadores han podido analizar partículas microscópicas y restos orgánicos, obteniendo información de precisión sobre ingredientes y modos de preparación.
Conservación y apertura al público
Tras su excavación, el hallazgo fue sometido a un meticuloso proceso de restauración y conservación. Se aplicaron técnicas para preservar los pigmentos de los frescos, consolidar la estructura del mostrador y proteger los restos biológicos descubiertos en su interior.
M30BKN pompeii, pompeya
El director del Parque Arqueológico de Pompeya destacó el hallazgo como uno de los más importantes de la última década, porque trasciende el esplendor monumental y devuelve la atención a la vida corriente. No se trata de templos ni de villas lujosas, sino de un local donde los romanos del común compraban su comida del día.
El termopolio ya puede visitarse dentro del recorrido del yacimiento, convirtiéndose en una de las paradas más atractivas para los turistas y, a la vez, en un espacio privilegiado para que los investigadores sigan realizando estudios. Cada nuevo análisis abre una ventana al pasado y multiplica el valor de un descubrimiento que conecta a los visitantes con la cotidianidad de hace dos milenios.
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