San Jenaro: el santo de la sangre milagrosa que se hace líquida cada año

En el santoral del día 19 de septiembre recordamos la memoria de San Jenaro

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La Iglesia, nos presenta este 19 de septiembre a San Jenaro. Su vida se desarrolla entre finales del siglo III y principios del siglo IV. Consagrado Obispo, ocupa la Sede Episcopal de Benevento en Italia. Por entonces, arrecia la persecución de los emperadores romanos contra los cristianos. En una de las redadas, cae también Jenaro, quien, muere mártir por confesar su Fe en Cristo.

Más tarde, en el siglo IX, sus reliquias fueron trasladadas a Benevento y, posteriormente, al Monte de la Virgen. Pero sería a finales del siglo XV cuando encontraron su sepulcro definitivo en la Catedral de Nápoles. Así cumplieron los napolitanos en 1608 un voto que habían hecho en 1527 cuando una peste azotó esa región, pero el Santo intervino, librando a la ciudad de sus consecuencias nefastas.    

San Jenaro también es famoso por un insólito hecho, considerado "prodigio", que no milagro, por la Iglesia. Se produce todos los años en Nápoles el 19 de septiembre -día en el que falleció-. El hecho, que según la tradición se produce desde hace 400 años, consiste en la licuefacción de la sangre del santo.

Cada 19 de septiembre, un sacerdote expone en el altar de forma solemne, frente a una urna que contiene la cabeza del santo, una ampolla del tamaño aproximado de una pera que contiene su sangre solidificada. Los presentes empiezan a rezar y la sangre, normalmente sólida y de color negruzco, se vuelve líquida y rojiza y aumenta su volumen. Existen otros casos parecidos como los de san Chárbel Makhlouf en el Líbano y san Pantaleón en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid en España.

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