San Eutimio
En 411, se retiró al desierto con Teoctisto, un compañero ermitaño, y vivió en una caverna en las orillas de un torrente

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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Lo más importante del cristiano es asumir la Cruz y vivir el desierto cuaresmal con verdadera sencillez. Hoy celebramos a San Eutimio que sintió la humildad en su ser. Nace el año 377 en Melitina, capital de Armenia. Pronto se quedará huérfano de padre, ordenándose sacerdote con tan sólo diecinueve años. Nombrado archimandrita de los monasterios de la zona, pronto ingresará en uno de ellos.
Pero esto no le evitará recorrer diversos conventos, empezando por los de Tierra Santa, y siguiendo por Pharán y Douka. Así verá cuál de ellos es el más sencillo para vivir él, ya que la fama le perseguía por todas partes, algo que no quería de la misma forma que el Señor en el Evangelio se marcha al monte a solas cuando al gente le quiere proclamar rey al estilo humanos y no sobrenatural. Decidido por Pharán, dada la proximidad a Jerusalén, a los cinco años debe abandonarla e irse con otro compañero.
Teoctisto, a la gruta de Dabor. Sin embargo, la multitud le sigue con la intención de imitarle en la vida eremítica. Allí se producirá la curación del hijo de un hombre caldeo, quien, había venido con todo el séquito en busca de Eutimio. Al producirse la curación humana, también viene la conversión del corazón, convirtiéndose al cristianismo porque la Providencia le toca el corazón liberándole todo su ser.
Buscando más silencio para su recogimiento y oración, marcha a Sabel, en el Sur del Mar Muerto, donde entrará en contacto con muchos árabes. La sencillez del Santo les arrastra a abrazar la Doctrina de Cristo. Convirtió a la Emperatriz Eudoxia, unificando Oriente en el Concilio de Calcedonia. Todo esto ir hace ser signo de contradicción por lo que sufrirá persecución. San Eutimio muere mártir en el año 840. Se desconoce en qué consistió su forma de morir por causa del Reino de los Cielos.