SANTORAL 18 NOV

Los dos lugares de la cristiandad construidas por la sangre de los mártires

Los casos de San Pedro y San Pablo son testimonios de la Providencia y del encuentro con Jesús, que podemos ver con nuestros propios ojos. 

Tiempo de lectura: 1’

En esta jornada recordamos la Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo. El Pastor debe dar la vida por las ovejas, dice Cristo en el Evangelio. Y como el discípulo no puede ser menos que el Maestro, Pedro y Pablo consumaron su vida en Roma. Yo daré mi vida por Ti señalaría Pedro al Señor en el Cenáculo. Lo haría poco antes de negarle en la Pasión.

Sin embargo, la Providencia tenía marcado a Simón el camino del martirio como la manera de dar gloria a Dios. Por su parte, Pablo indica a sus comunidades cómo está a punto de ser sacrificado por el Señor Jesús, cuando está apunto de ser decapitado. Así se recuerda que la Fe cristiana se fundamenta en la predicación de la Buena Nueva, que llevaron a cabo los discípulos hasta llegar a dar la vida.

También entregó la vida por causa del Reino de los Cielos, la religiosa Luisa de la Eucaristía. Su fortaleza se hizo cada vez más patente cuando cayó gravemente enferma, experiencia que vivió desde la Fe. No faltó nunca a su trato diario con el Señor desde fuertes momentos de Oración contemplativa. Precisamente, en la via ostiense donde están los sepulcros de ambos se edificaron las dos Basílicas, que son los templos más importantes de toda la cristiandad.

La Basílica Vaticana mide 212 metros de largo y es el Templo más grande de todo el mundo. Fue iniciado en la construcción por el Papa Nicolás V en el año 1454 y fue concluida 170 años más tarde por el Papa Urbano VIII. Por su parte San Pablo Extramuros fue construida por San León Magno, destruída en 1823 y reconstruída con la limosna y consagrada por San Pío IX.

Relacionados

Religión