
Madrid - Publicado el
1 min lectura0:48 min escucha
Nos encontramos con una joven que entendió la Fe y la llegada del Señor como una entrega por todos. Ella también se entregó hasta dar la vida por el Señor. Y es que hoy celebramos a Santa Leocadia. En los tiempos de Diocleciano, tras un periodo de flexibilidad se recrudece la persecución hacia los cristianos.
Para mostrar esta dureza, encomienda el tema al Prefecto Daciano que persigue de forma sanguinaria a cuantos sigue a Cristo. Tal y como refieren las Actas Martiriales, en Toledo, Leocadia es una niña conducida hasta el Prefecto por ser descubierta como una fiel discípula de Cristo.
Su dulzura y valor le hacen resistir ante la promesas que le hacen de glorias humanas para tener un puesto importante en el Imperio. Pero todo es en vano. La firmeza con que se muestra, hace que descarguen sobre ella mayor dureza cuando la conducen a una cárcel donde morirá en condiciones infrahumanas.
Pero llama la atención que se olvida de su dificultad y se dedica a consolar a los que van a ser martirizados como ella. Es todo un ejemplo y un testimonio. Todos los que la vieron pensaron que lo importante es tener la fortaleza para dar la vida por Dios como tantos Santos que han alcanzado la palma del martirio.
Junto a la tumba, en la vega del Tajo, comienza a tomar cuerpo el culto a la Santa, erigiéndose una Basílica, y poniéndose bajo su protección todo tipo de apostolados que se realizaban. Las reliquias de Santa Leocadia, reposan actualmente en el Ochavo de la Catedral Primada, en un arca, que había hecho el platero Merino. Ella es Patrona de Toledo, junto a San Ildefonso.





