
Madrid - Publicado el
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Si ayer celebrábamos a La Virgen de la Medalla Milagrosa, hoy recordamos a Santa Catalina Labouré, Religiosa a la que se apareció la Virgen bajo este Título Mariano. Nacida en Fain- les- Moutiers (Francia), en el año 1802 fue la séptima de una familia numerosa.
Francia entonces vive un momento de grandes turbulencias porque ha salido de una Revolución y ahora se enfrenta a una situación de penuria. Pronto morirá su madre, con lo que se hace cargo de las tareas de la casa. Además se acercó mucho más a la Virgen porque sentía que al faltar la madre de la tierra se cogía mayor amor la del Cielo donde estaban las dos.
La situación familiar le acarrea grandes dificultades. Y es que ella quería dedicarse más al Señor pero tiene que ayudar en su casa y no lo ve, de momento, posible. Al final ingresa en las Hijas de la Caridad, fundadas por San Vicente de Paúl, donde resplandecerá por una fidelidad al carisma de la Congregación.
Su caridad era genuina y siempre estaba donde más falta hacía la caridad y la misericordia: Tanto en la cocina como en los más ancianos, o en los más pobres. La oración ante el Sagrario, le impulsa a visitar asilos, hospitales y orfanatos donde atenderá a los necesitados. La última etapa de su vida la pasó en el más absoluto anonimato.
De hecho, las tres apariciones que tuvo de la Virgen no las contó hasta el final. Solamente su confesor le escuchó contárselo y él mismo se encargó de que se acuñasen esas Medallas y se repartiesen por Francia y por todo el mundo. Santa Catalina Labouré muere en el año 1876.





