
Madrid - Publicado el
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El Santoral este día nos acerca a alguien que comenzó sirviendo a los intereses de Roma y siguió en la causa del Reino de los Cielos. Hoy celebramos a San Octavio. Su vida se sitúa en el siglo III. Eran tiempos de persecución en los que el Imperio Romano perseguía a los cristianos.
Sobre todo, indagaba mucho la situación de los soldados que habían abrazado la Fe en Cristo, porque las autoridades se habían enterado de que algunos de sus soldados habían dejado la creencia de Roma para seguir a Dios, aunque su conversión era muy silenciosa.
Y precisamente el Santo de este día, es procedente de la Legión Tebea que eran militares del Norte de África e imbuidos de Dios. Varios compañeros le siguieron en su camino hacia el Dios Verdadero. Entendieron lo que era colaborar en bien de la sociedad romana, pero obedeciendo antes a Dios que a los hombres en la Leyes Religiosas.
Pero un día surge la obligación de hacer una ofrenda a los ídolos y ellos se niegan. Llevados a prisión por este acto de traición para Roma, serán ajusticiados. Todos se admiran de la paciencia y fortaleza con que Octavio y sus compañeros asumen este suplicio.
Todos ellos son muy humildes y sencillos aceptando lo que el Señor dice “estar alegres y contentos porque la “recompensa será grande un día en el Cielo”. Sus cuerpos fueron muy queridos y venerados en los primeros tiempos. De hecho, asegura la historia que una matrona se hizo cargo de sus reliquias para que se les diese el culto debido. Son Patronos de Turín.





