
Madrid - Publicado el
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La Primitiva Comunidad Cristiana fue fructífera por la cantidad de discípulos que siguieron aCcristo gracias al testimonio de los Apóstoles. Hoy celebramos a San Apolinar. Su vida transcurre en el siglo I. Nace en Antioquía uno de los puntos más importantes de la expansión del cristianismo. Allí nació, por poner un ejemplo, el Apóstol San Bernabé.
Discípulo de San Pedro, el pescador le formó para llevar la Buena Nueva. Tras un tiempo de estar con él, llega el momento de predicar y es enviado a Italia. El lugar donde principalmente predica y ejerce su ministerio evangelizador es Rávena, en la zona del Mar Adriático.
Allí sería también obispo. La situación de ese pueblo es contraria a la Fe y de una gran relajación de costumbres. Pero esto le hace trabajar con más confianza en Dios. Pero la realidad Providencial es que se convertiría esta ciudad en un centro importante para el cristianismo del Viejo Continente. Su tarea tan sencilla toca el corazón y convierte a muchos a la Fe del Señor Jesús.
Cada día son más los frutos que da en medio de esas comunidades incipientes. También se corren de boca en boca los milagros que obra. Esto molesta a los paganos que acaban denunciándolo. Por entonces, coincide que se incrementa la persecución del Emperador Vespasiano contra los cristianos.
Los fabricantes de ídolos y los romanos, en general veían con malos ojos la actividad misionera de este hombre. Detenido por su condición de discípulo de Jesús y reafirmarse en ello es condenado a morir decapitado. Previamente ha sufrido multitud de suplicios. San Apolinar muere mártir hacia el año 79. Sobre su sepulcro se levantó la Basílica de San Apolinar in Classe.