
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En este IV Día de la Octava, y Primer Domingo después de la Natividad del Señor, la Iglesia celebra a la Sagrada Familia. Seguimos contemplando el Nacimiento que es Centro de atención en los hogares en un clima netamente familiar.
Dios quiso venir en el seno de una Familia. Hijo de José, el carpintero de Nazareth, que procedía de la estirpe real de David en Belén, y de María, hija de Joaquín y Ana. En este ámbito el Niño iba creciendo y robusteciéndose en gracia y sabiduría ante Dios y los hombres.
La Sagrada Familia de Belén es ejemplo de unidad y de amor. Allí se agradece al Dios del Cielo todos los beneficios de cada día. Nazareth es escuela de oración, donde la mano amorosa de la Providencia se descubre en todo momento.
Es lugar de formación porque allí, el Dios Hecho Hombre aprende todas las cosas bajo la tutela de sus padres. Jesús, José y María son el mejor Modelo para todas las familias del mundo. En este día, también recordamos a los Santos Inocentes.
Cuando Herodes ve que los Magos no vuelven, monta en cólera, y manda matar en belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, según el tiempo que le habían precisado. Así se cumple lo que dijo el Profeta: “Una voz se oye en Ramá. Llantos y grandes gemidos. Es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo porque ya no viven”.





