Las canciones más cantadas en misa

Nico Montero nos quiere recordar esos temas que hemos cantado de niños y no tan niños en la Eucaristía. Nos ha preparado una playlist de 12 canciones.

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La mayor satisfacción para un autor católico es que sus canciones sean cantadas, reconocidas y pululen por las diferentes comunidades, convirtiéndose en himnos atemporales que se cantan con emoción y constituyen la banda sonora de la fe de muchas generaciones. Es ese el instante mágico en que las canciones dejan de ser de uno para ser de todos.

Se pueden escribir muchas canciones, pero en contadas ocasiones, se escribe una de esas canciones que por algún motivo, no previsto ni buscado, conecta desmesuradamente con la gente, convirténdose en un canto indispensable para las celebraciones religiosas.

Hoy hacemos de memoria colectiva y traemos algunas de las canciones más populares, cantadas en misa. Seguro que las conoces todas, y todas han formado parte de tu vida en algún momento. Ahí van 12 temas inolvidables que han llenado de vida la liturgia de los los últimos 50 años. Hay más... habrá que hacer otra lista en breve con otros 12 temas.

“Pon tu mano”de Original Gospel popular, adaptado por David Saylor y Miriam Fultz

“Que alegría”de Miguel Manzano

“ Tan cerca de mí”,  de Luis Alfredo

“Paz en la tierra”de Kairoi

“Nada nos separará”de Brotes de Olivo

“No adoréis a nadie”de Luis Alfredo

“Alma misionera”de Enrique García Velez

“Id y Enseñad”, de Cesareo Gabarain. 

“Saber que vendrás”adaptación de “Blowing in the wind” de Bob Dylan por Jesús García Torralba

“El Señor es mi pastor”de Nico Montero

Cesareo Gabarain, el compositor de mayor repercusión en los últimos 50 años

De todos ellos, hay que hacer una especial mención a Cesareo Gabarain, por la riqueza de sus canciones y su producción tan grande y asentada en el pueblo.

Tras pasar su niñez en su localidad natal, con solo diez años ingresa en el seminario menor de Zaragoza, donde recibe los primeros estudios musicales. En 1952 pasa al seminario mayor de San Sebastián, donde es ordenado sacerdote el 19 de diciembre de 1959. Se encarga de la capellanía del Colegio de Hermanos Maristas de Anzuola.

En 1964 ocupa la capellanía de la residencia de mayores Zorroaga de la capital guipuzcoana, pasando en 1966 a la del Colegio Chamberí de Hermanos Maristas de Madrid, donde empieza a componer. En 1980 es nombrado coadjutor de la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, en la misma ciudad, y responsable de formación religiosa en el Colegio San Fernando.

Gran deportista. Se le conocía como el cura de los ciclistas, poseía el título de entrenador de baloncesto, y era amigo de grandes futbolistas. Fue también hombre solidario y entregado a los demás, como escribía Carmelo González Velasco.

Parroquias y colegios, niños y mayores, monjas y laicos, deportistas de élite y jóvenes marginados. A todos atendía su buen hacer sacerdotal.

Su repertorio roza las 500 canciones. Fue un incansable cultivador de la música religiosa al servicio de una liturgia renovada. Una de sus preocupaciones era que la melodía fuera, según él, orejable, es decir, que se entendiera fácilmente para que todos pudieran cantarla. Sus obras se inspiran en los sentimientos y acciones de los más humildes y capturan muchos de los más profundos sentimientos del espíritu humano. Como continúa diciendo su amigo Carmelo González:

Vivió en constante captación de situaciones de necesidades humanas, que traducía en cantos de ayuda para los momentos de oración personal o comunitaria. Todos ellos son vehículos de acercamiento al mundo trascendente, manifestaciones de alabanza a Dios y a la Virgen, expresiones del celo litúrgico-musical que le consumía.

Como reconocimiento a su trabajo en la música religiosa, Juan Pablo II lo nombró capellán de Su Santidad. Consiguió también un Disco de Oro.

Enfermo de cáncer, murió de forma inesperada antes de cumplir 55 años, en el Hospital Comarcal del Alto Deba de Mondragón cuando estaba en plena madurez.

“Pescador de hombres”de Cesareo Gabarain

“Vienen con alegría”Cesareo Gabarain

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