Mosaico de la Consolación y de la Misericordia en la casa madre en Tortosa de las Hermanas de la Consolación

Mosaico de la Consolación y de la Misericordia en la casa madre en Tortosa de las Hermanas de la Consolación

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Mosaico de la Consolación y de la Misericordia en la casa madre en Tortosa de las Hermanas de la Consolación

El día 10 de Noviembre en horas de la tarde se realizó la inauguración de un mural en nuestra casa madre, con la presencia de la Madre General Emilia Sebastia. Durante dos meses, la comunidad de la casa madre fue testigo de un momento de comunión? Una ocasión para sentirse todas partes de una misma obra: el gran mosaico de Dios.

El mosaico está realizado en la pared que acompaña el recorrido hacia la Iglesia, pasillo por el cual también se ingresa al museo de la Madre Fundadora.

Se puede decir que una pared en blanco es siempre una oportunidad para dejar que el espíritu cree y se recree con sus soplos de luz y color. Un mosaico es solo una expresión de la vida que brota de una auténtica comunión. Cada pieza encuentra su lugar, cada pieza ocupa un espacio privilegiado, único, que hace posible la visión final de conjunto.

Se iniciaron los trabajos a finales del mes de julio, con la preparación y búsqueda de los materiales gracias a la generosidad de muchos amigos y bienhechores de región de la Plana: villareal, nules, onda y alcora. La obra se terminó el día 25 de Octubre, fue realizada por la Hna Lisett Ochoa y contó con la participación de muchas hermanas, algunas que pasaban por la casa madre, aquellas que viven más cerca, también algunos laicos y personal que trabaja en la comunidad. Siempre detrás de un mosaico subyace armonía en la diversidad y comunión. El trabajo de comunidad es siempre una experiencia muy enriquecedora.

El mosaico lleva por título CONSAGRADO PARA CONSOLAR. Es una narración en imágenes y de manera simbólica de la misión que Jesús recibe del Padre, el para que de su vida. A la luz del texto de (Lc 4,16-21) nos dejamos iluminar por la Palabra, que dentro del mural tiene todo el protagonismo. Un gran rollo se desprende de las manos del Padre y Jesús lo recibe. Es la misión, es la profecía de Isaías que se cumple en Jesús y se renueva en todos aquellos que como Él dicen Si al proyecto de Dios, a su reino.

Un hoy que no se quedó en el ayer. Un hoy que se renueva cada día. Jesús recibe la misión del Padre: Consagrado para consolar, para sanar, para dar vista al ciego, para liberar al cautivo.

El recorrido del mosaico está estructurado a la luz de este pasaje. Presenta cuatro iconos en los que nos detenemos para contemplar la misión de Jesús. Y en el medio del mosaico, nos encontramos con la puerta del museo de María Rosa. Una puerta donde la Madre nos recibe. Un espacio central dentro del recorrido del mosaico que nos invita a vivir como María Rosa: atravesada por la Palabra. La Madre, como mujer de fe, de oración, vivió cada día conducida por la Palabra. Jesús fue siempre para ella: manantial y modelo de toda caridad. La fuente donde saciaba su sed, la esperanza que le alentaba, la caridad que hacia arder su corazón.

La madre, nos recibe en la puerta, abrazando a un niño y con su otra mano nos enseña la cruz. Dos misterios que envolvieron su vida: los pobres y el desconsuelo. En medio del calvario, en los momentos de mayor prueba, María Rosa se encontró con el Dios de todo consuelo. En el rostro del pobre, miraba al mismo Jesucristo.

Los colores que acompañan la obra y el recorrido mantienen siempre la misma gama: los tonos rojos y naranjas, amarillo, blanco y marrón. El dinamismo que fluye en el fondo del mosaico, quiere ser expresión de la dinámica de la gracia de Dios que actúa en el ser humano. El amor del Padre (rojo), la luz del Hijo (Jesús, Sol que nace de los alto ? amarillo), el Espíritu Santo pacificador (blanco) y la humanidad, frágil como el barro (marrón), pero amada por Dios y permeada por su gracia.

Este encuentro de ondas, que representan el encuentro de Dios con el hombre por medio de Jesús, hacen posible que nuestra débil humanidad se fortalezca con la gracia y nos capacite en cada momento para llevar adelante la misión que como Jesús y como la Madre hemos recibido: consagrados para consolar.

Agradecemos a la Madre General y su consejo por haber impulsado la realización de esta obra y a la comunidad de la casa madre que se ha implicado y apoyado en todo momento su proceso de elaboración.

El momento de la inauguración terminó con la bendición de la obra, de manera que todos aquellos que la contemplen puedan acoger en su corazón la buena noticia de Jesús, consagrado para consolar y vivir comprometidos con su causa.

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