Virgen de Luján: la historia del milagro y por qué se celebra su día el 8 de mayo

Su devoción es una de las más populares en países latinoamericanos, y sobre todo en Argentina donde es la patrona del país.

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Santiago Tedeschi Prades

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Como cada 8 de mayo, hoy se celebra el Dia de la Virgen de Lujan. Su devoción es una de las más populares en países latinoamericanos, y sobre todo en Argentina donde es la patrona del país. También tiene fieles seguidores en países vecinos, ya que, en 1930, el Papa Pío XI la declaró patrona de Uruguay y Paraguay.

Aunque su imagen es muy conocida tanto para los creyentes como para los no creyentes, no todos conocen el origen de esta particular advocación católica de la Virgen María, madre de Jesucristo.

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El milagro

La historia se remonta al siglo XVII, cuando un hacendado portugués llamado Antonio Farías de Sá, residente en la ciudad de Córdoba encargó a un amigo de Brasil una imagen de la Virgen María. No podía saber que de su pedido iba a surgir la patrona de los argentinos. Su intención era exponerla en una capilla que formaba parte de una estancia suya en Sumampa, en la actual provincia de Santiago del Estero.

La imagen solicitada llegó al puerto de Buenos Aires en marzo de 1630, clasificada y acondicionada en un cajón. Desde allí inició su camino al destino final en una carreta tirada por bueyes. Sin embargo, según se lee en el libro “De la frontera a la Villa de Luján – Los comienzos de la gran Basílica” del padre Juan Guillermo Durán, la carreta quedó parada al llegar al paraje denominado "Árbol solo", a orillas del río Luján, en la actual provincia de Buenos Aires. Creyendo que se trataba de un problema del peso de la carga, quienes manejaban la carreta quitaron varios bultos, pero los bueyes no se movían. No había modo, cada esfuerzo era inútil. Hasta que bajaron la caja que contenía la imagen de la Virgen. Para su asombro, los animales sólo se movían para seguir viaje si la virgen quedaba en ese lugar. Esto fue interpretado como una señal de que debía quedarse allí, y allí la dejaron. Entendieron que la Inmaculada Concepción no quería irse de ese lugar, lo interpretaron como un designio divino.

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Papa Francisco en Luján

La escultura mide tan sólo 38 centímetros y está realizada en terracota (arcilla cocida). En 1763 se inauguró el primer santuario, pero la celebración anual corresponde al 8 de mayo de 1887 cuando el Papa León XIII celebró la coronación canónica de la imagen, con la asistencia de altos dignatarios de la Iglesia Romana y del Cabildo Eclesiástico Metropolitano.

Con el tiempo la devoción a la Virgen de Luján fue promovida por el Padre Jorge María Salvaire, un gran evangelizador de los pueblos indígenas. Fue él quien convenció al Papa León XIII para que concediera la coronación del icono que se celebró en mayo de 1887. El Pontífice también estableció su propio Oficio y Misa para la fiesta de la Virgen de Luján, que se fijó para el sábado anterior al cuarto domingo después de Pascua. Y fue el mismo Padre Salvaire quien inició la construcción de la actual Basílica que recibe, en promedio cada año a nueve millones de visitantes, no sólo de Argentina. Cuando era Obispo de Buenos Aires, el Papa Francisco peregrinaba a Luján, junto con los fieles, y se detenía durante horas en el Santuario para confesar a las muchas personas, especialmente a los jóvenes, que llegaban allí.

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Oración a la Virgen de Luján

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra. Nuestra Señora de Luján, Patrona de nuestra Patria;

hoy alzamos nuestros ojos y nuestros brazos hacia ti, Madre de la Esperanza, de los pobres y de los peregrinos, escúchanos

Hoy te pedimos por Argentina, por nuestro pueblo. Ilumina nuestra patria con el sol de justicia, con la luz de una mañana nueva, que es la luz de Jesús.

Enciende el fuego nuevo del amor entre hermanos. Unidos estamos bajo la celeste y blanca de nuestra bandera, y los colores de tu manto, para contarte que: hoy falta el pan material en muchas, muchas casas, pero también falta el pan de la verdad y la justicia en muchas mentes.

Falta el pan del amor entre hermanos y falta el pan de Jesús en los corazones.

Te pedimos Madre, que extingas el odio, que ahogues las ambiciones desmedidas, que arranques el ansia febril de solamente los bienes materiales y derrama sobre nuestro suelo, la semilla de la humildad, de la comprensión.

Ahoga la mala hierba de la soberbia, que ningún Caín pueda plantar su tienda sobre nuestro suelo, pero tampoco que ningún Abel inocente bañe con su sangre nuestras calles.

Haz Madre que comprendamos que somos hermanos, nacidos bajo un mismo cielo, y bajo una misma bandera.

Que sufrimos todos juntos las mismas penas y las mismas alegrías. Ilumina nuestra esperanza, alivia nuestra pobreza material y espiritual y que tomados de tu mano digamos más fuerte que nunca:

¡Argentina! ¡Argentina, canta y camina!

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