María de León: ¿Te gusta viajar?

Revista EcclesiaEcclesia

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Hace unos años, escuché a una chica hablar metafóricamente de su vida como un tren en el que a lo largo de los años van subiendo personas, algunas de las cuales se quedarán para siempre o durante un largo trayecto, y otras descenderán en la siguiente parada. Ella lo contaba con dolor, alegando que no es justo que la gente pueda entrar y salir de tu vida con esa facilidad que, a veces, hace daño. Días más tarde, alguien volvía a utilizar este símil, pero lo hacía desde el pasajero que es invitado a viajar en el tren de otro.

Desde entonces pienso mucho en mi historia vista desde ese viaje que se inició un día en una estación de tren concreta y que finalizará en otra estación de la que no tengo datos. Un viaje en tren compartido con muchas personas, algunas subieron solo para un trayecto corto y se apearon incluso sin despedirse, mientras otras quisieron quedarse más tiempo, pero les fue imposible; hay viajeros que se esfuerzan por permanecer viajando, algunos sentados cerca y otros en vagones diferentes, pero ahí siguen compartiendo el viaje. Y da igual si este tren va a veces cargado de pasajeros o casi vacío, el caso es que el viaje continuará hasta que el tren se detenga.

Paralelo a mi viaje, yo también fui y soy, a veces, pasajera de cercanías en otros trenes, aunque es cierto que viajar me apasiona, de manera que prefiero un largo recorrido.

Por María de León Guerrero
Delegada de Medios de Comunicación Social en la diócesis de Cartagena

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