Seguir como ellos tras Él

Revista EcclesiaJavi Prieto

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La liturgia nos pone en las manos composiciones bellísimas a las que a veces por culpa de la rutina no prestamos todo el interés que merecen. Por suerte, el calendario litúrgico nos corrige esa mala costumbre y nos ayuda a romper la tendencia a través de memorias y fiestas que ponen el foco en la singularidad de la celebración, también en sus textos propios.

Es el caso de la memoria que hoy celebramos, los mártires de la Iglesia Española durante el siglo XX en la figura de San Pedro Póveda y todos los mártires que le acompañaron en su camino de entrega. En su memoria la Iglesia nos propone un himno poco conocido, pero que es toda una invitación al compromiso de vida:

Fijaron sus ojos en Cristo y ya no volvieron atrás. Sabían de quien se fiaban y esa razón pudo más. Llevaban los ojos vendados atados de manos y pies. Pero el corazón palpitando henchido de amor y de fe.

Como los mártires nuestros hermanos de tierra hispana queremos ser. Dar nuestras vidas unir las manos y prepararnos para un nuevo amanecer.

Si hoy nuestros pasos vacilan si hoy se nos cansa la fe. Debemos fijar nuestros ojos en Cristo y con fuerza creer. Quitar de los ojos las vendas librar nuestras manos y pies. Y con corazón bien dispuesto seguir como ellos tras Él.

¿Y nosotros?

Lejos de lecturas revanchistas o de actitudes anacrónicas, el testimonio de los mártires del siglo XX nos invita en primer lugar a conocer su historia, saber quiénes eran, qué hicieron, cómo murieron y por qué murieron. Su testimonio nos habla de una lacra de la que aún no nos hemos librado: la intransigencia. Una intransigencia que en su versión más radical lleva a la erradicación del diferente, por lo que piensa, dice o cree.

Y, en segundo lugar, debemos aprender también de ellos algo que sigue costándonos en muchas ocasiones, la libertad. La libertad en Cristo, la libertad de ser cristianos, de vivir por Cristo y en él por los hermanos. Seguimos viviendo con muchas vendas, con muchos miedos a la autenticidad y a la coherencia, pero solo siendo auténticos estaremos siguiendo el testimonio de los mártires. No podemos olvidar que el significado primero de mártir es testigo, y todos estamos llamados a ser testigos de Cristo en este mundo tan necesitado de entrega, perdón y esperanza.

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