Cristianos de ficción: los papas Pío XIII y Juan Pablo III

Revista EcclesiaAsier Solana Bermejo

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En estas semanas haré un pequeño repaso a la visión que algunas obras de ficción contemporáneas dan a la Iglesia. El objetivo es doble: por un lado, dar alguna sugerencia para esos ratos de este verano atípico en los que entretenerse con la pantalla; por otro, hacer un ejercicio para entender cómo algunos productos de la cultura actual entienden la Iglesia y la religión.

La primera sorpresa grata es que, de unos años a esta parte, noto en los relatos de ficción menos maniqueísmo en este tema. Cada vez es más fácil encontrar personajes humanos, con aristas y ambigüedades, que ni son santos inmaculados ni monstruos sin corazón. Una de las mejores obras de los últimos tiempos sea, quizá, la serie El joven papa y su continuación El nuevo papa.

Jude Law hace de Pío XIII en una miniserie donde su director, Paolo Sorrentino, muestra un conocimiento profundo de la religión y la Iglesia. Eso es lo que le permite crear una ficción tan verosímil como extraña, y a lo largo de 20 capítulos provocar, incluso escandalizar, y que uno siga queriendo ver qué le pasa a este papa. ¿Quién es Pío XIII? En primer lugar, dos cosas que difícilmente esperaríamos en un pontífice: joven y estadounidense. Su nombre no es casualidad: Pío ha sido utilizado por numerosos papas de los siglos XIX y XX y remite, siempre, a una cierta ortodoxia férrea e incluso enfrentamiento abierto contra muchas tendencias contemporáneas. Quizá este Pío XIII se parezca más a Pío IX que a Pío XII, al menos en su fachada exterior.

Porque en su interior encontramos un hombre con dudas, y sobre todo a un hombre de Dios. Un papa que al ocupar el puesto de sucesor de Pedro recuerda, en su primer discurso a los cardenales, tiara en la cabeza, que la puerta de la salvación es estrecha. Sobre todo, el personaje que encarna Jude Law es un huérfano criado por monjas que tiene que hablar de Dios Padre. Sólo gracias al amor de madre de la Hermana Mary (Diane Keaton) podrá tener algo de éxito.

Tras varios meses de coma, en El nuevo papa los cardenales eligen a un brevísimo Francisco III que da paso a Juan Pablo III (John Malkovich), algo menos breve y que convive con el despertar de Pío XIII. Sorprendentemente, el problema principal del santo padre no es el hecho de que sea inglés, ni de que prácticamente se le considere un influencer. El mayor conflicto es el mismo que el de Pío XII: su relación con sus padres. Aunque los tiene, le repudian. Otra vez: ¿cómo hablar de un Dios que es Padre en estas circunstancias? Una vez más, hay que decir que es el amor lo que salva a Juan Pablo III.

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