EDITORIAL ECCLESIA: Hacerse pueblo es hacerse vecino e implicarse

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Las primeras palabras de Jorge Mario Bergoglio como Papa, pronunciadas el 13 de marzo de 2013 desde el balcón central de la Basílica Vaticana, evidenciaban ya el camino que íbamos a recorrer en estos años. En su primer saludo tras haber sido elegido a la cátedra de Pedro, decía: "Y ahora, comenzamos este camino: obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad todas las Iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre nosotros. Pidamos siempre por nosotros: los unos por los otros. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran hermandad".

Francisco ya hablaba de pueblo y de hermandad, del "nosotros", términos que se han introducido en nuestro lenguaje con una connotación cada vez más evangélica y profunda. Para el Papa, "pueblo" expresa la idea de un Dios que llama y que reúne, una imagen de Iglesia tomada del Concilio Vaticano II en la Lumen Gentium, y plasmada en la exhortación Evangelii Gaudium. La Iglesia es el Pueblo santo y fiel de Dios, y es el Pueblo de Dios que camina en la historia. Además, el Papa Francisco es el obispo del pueblo, siempre ha vivido su misión en el pueblo, reconociéndose a sí mismo como parte, uno más que camina entre otros, sin mirar a la Iglesia desde arriba.

Es lo que Cáritas busca con la celebración del Corpus Christi de este año, invitando a "ser más pueblo" para recrear nuestras relaciones y construir una normalidad nueva, más justa y fraterna, desde un "nosotros" que nos hace hermanos. El ser y sentirse pueblo lleva inevitablemente a la fraternidad. Y hoy, especialmente, cuando estamos sumergidos en la experiencia dolorosa de una pandemia, las primeras palabras del Papa resuenan con un sentido más evangélico y piden de cada uno llenar el mundo de gestos pequeños para construir una gran hermandad.

¿Qué significa hoy hacerse pueblo? En lo cotidiano de la vida hombres y mujeres somos llamados a ser pueblo con otros, a hacernos vecinos, a hacernos samaritanos e implicarnos en la realidad personal y social en la que peregrinamos. "Estos "tiempos recios", donde se necesitan amigos fuertes de Dios, invitan a recuperar el sentido de nuestra vida sabiéndonos frágiles y necesitados de salvación. Una necesidad que se hace concreta en la vida de cada día, en la projimidad, en la cercanía, en la fraternidad y en la esperanza cristiana que brotan de la Eucaristía" (Mensaje de los obispos de la subcomisión episcopal de Acción Caritativa y Social con motivo del Día de la Caridad 2021).

Por eso, como hacerse pueblo es hacerse prójimo, es necesario actuar con decisión y compromiso ante la realidad que Cáritas constata en estos meses: dificultades para acceder al empleo, incremento de la precariedad e inestabilidad laborales, aumento del número de hogares sin ingresos y en situación de pobreza, poca protección a las familias que más lo necesitan, vulneración del derecho a la vivienda, más exclusión con la brecha digital, la fatiga de la pandemia afecta a la salud y aumenta la soledad, entre otras situaciones. De ahí que ser pueblo es mirar a los ojos al Cristo sufriente que no se baja de la cruz sino que se compromete con el dolor de quienes necesitan nuestras manos tendidas.

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