Bartolomé Feliú Pérez

Este navarro fue catedrático y profesor de física en distintos institutos y universidades, y no suele hablar de él la historia de la ciencia por su religiosidad católica

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Cuentan Agustín Fernández Escudero y la Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana que Bartolomé Feliú Pérez (Peralta, Navarra 1849-Zaragoza,1918) fue un científico. Su licenciatura en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona, así como su doctorado en esta materia y su tesis doctoral, Estado actual de la meteorología y porvenir reservado a la misma, pronto le permitieron ser tenido como tal.

Compartió mucho —pero sobre todo la fe católica— con un eminente personaje de la Edad de Plata, el Marqués de Cerralbo, fundador de la Comisión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas (CIPP). Para poder incluir al Marqués de Cerralbo en el discurso historiográfico laicista se ha evitado hablar de su profunda y conocida fe católica. Por el mismo motivo, dicha historiografía ha ignorado casi por completo a Bartolomé Feliú.

Además ambos fueron políticos carlistas, veneradores del llamado trilema Dios-patria-rey. además de sus ocupaciones científicas, Feliú fue diputado a Cortes por Tafalla en 1907-1910. Al morir en junio de 1909 Matías Barrio y Mier, el pretendiente Carlos le nombró delegado de la Comunión Católico-monárquica, cargo que le fue confirmado por don Jaime en 1910, año en que volvió a ser elegido diputado a Cortes.

Como profesor, desde los 19 años impartió física y química en el instituto libre de Cervera , a partir de 1879 como catedrático de física en el instituto de Teruel del que pasó por concurso al de Toledo, en 1880 como catedrático de física superior y ampliación de física de la Universidad de Barcelona. En 1886 fue trasladado a la Universidad de Zaragoza para impartir física superior, y finalmente impartiendo termología en la Universidad Central.

Reputado docente

En el Archivo Histórico Nacional existe el expediente universitario de Feliú con sus datos como alumno en la Facultad de Ciencias de la Universidad Central. En relación con su vida universitaria, se dice que fue un excelente profesor que logró un gran reconocimiento, lo que le supuso los nombramientos como catedrático en distintas facultades a los que me acabo de referir. En el mismo expediente también hay datos sobre su pertenencia a tribunales de oposiciones para el cuerpo docente.

Como buen docente, fue autor de varios tratados sobre física y química. Su Tratado de Física para universitarios tuvo 7 ediciones, alcanzando su tratado Física y química para institutos el mismo número de ediciones, el de Química General dos, su Compendio de Química General, cuatro. También publicó un Manual de Física y escribió sobre historia de la ciencia las obras Biografía del Abate Moigno y Biografía del químico Arbós.

Feliú fue en vida reconocido por sus muestras religiosas y sus aportaciones caritativas para ayudar a los más desfavorecidos. Así, El País, ya entonces periódico poco partidario de todo lo que sonara a catolicismo, a la vez que publicaba la aportación económica de este catedrático para ayudar en su viaje de misiones a Australia a un religioso, añadía que «Feliú lo mismo escabechaba a un centenar de alumnos que reclutaba a un centenar de frailes».


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