El Papa nombra a las Premio Nobel Charpentier y Doudna miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias

Ambas científicas ejercen actualmente como profesoras universitarias. La Pontificia Academia de las Ciencias ha acogido entre sus miembros a célebres figuras como Galileo Galilei

Tiempo de lectura: 2’

Emmanuelle Marie Charpentier y Jennifer Anne Doudna, Premios Nobel de Química en 2020, han sido designadas por el Papa Francisco como miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias. Mientras que Charpentier, francesa, estudió Biología, la estadounidense Doudna estudió la carrera de Química, especializándose en Bioquímica.

En 2020, Charpentier y Doudna recibieron el Premio Nobel de Química, tras desarrollar el método de edición del genoma CRISPR-Cas9. Este innovador procedimiento es considerado por la Academia de Estocolmo como un método revolucionario. Los miembros de la institución han considerado que, al modificar el ADN de plantas, animales y microorganismos con una gran precisión, "ha tenido un gran impacto en las ciencias de la vida, está contribuyendo a nuevas terapias contra el cáncer y puede hacer realidad el sueño de curar las enfermedades hereditarias" .



Además de su labor de investigación, la carrera de Charpentier se ha desarrollado en las aulas. En la actualidad, la nobel es profesora honoraria de Microbiología en el Institut für Biologie de la alemana Universidad de Berlin. Anteriormente enseñó en la Universidad de Umea (Suecia). También es la fundadora y directora de Max Planck Unit of the Science of Patogens de Berlín. Por su parte, Jennifer Doudna desarrolla su labor como profesora de Química Molecular en la Universidad de California.

Charpentier es miembro de otras asociaciones además de la Academia de las Ciencias. La científica también pertenece a la Academia de Tecnología y la Academia de las Ciencias de Francia, la homónima de la institución pontificia.

Desde ahora, Charpentier se incorpora a la que es, en estos momentos, la única supranacional del mundo en el ámbito científico.

La Academia de las Ciencias: una apuesta de la Iglesia por el progreso científico

La Academia de las Ciencias remonta sus orígenes a 1603, cuando fue fundada con el nombre 'Linceorum Academia'. Tras su creación de la mano de Federico Cesi, Giovanni Heck, Francesco Stelluti y Anastasio de Filiis, la organización contó con miembros como Galileo Galilei, incorporado en el año 1610.

Tras su desaparición, fue refundada por el Papa Pío IX bajo el nombre de 'Pontificia Academia de los Nuevos Lincei', ubicando su sede en la Casina Pío IV, en los Jardines Vaticanos. Posteriormente, en 1936, Pío XI le dió el nombre y los estatutos que se conservan hasta el día de hoy.

La misión de la Academia de las Ciencias es favorecer la investigación científica y garantizar su libertad. Sus miembros, elegidos por el Santo Padre de forma vitalicia, son elegidos a propuesta del cuerpo académico.



Religión