La Iglesia de Kazajistán celebra la apertura de la causa de beatificación de una evangelizadora en los gulags

Con la entrada de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, la laica fue detenida y deportada. Mientras recogía algodón en los campos, anunció el Evangelio y mantuvo una vida de oración

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La Iglesia católica en Kazajistán ha abierto la fase diocesana de la causa de beatificación de Gertrude Detzel, laica que "a través de su ferviente fe y ejemplo de vida, ha influido en el desarrollo de las vocaciones sacerdotales y monásticas". declaró Mons. Adelio Dell’Oro, Obispo de Karaganda (Kazajstán).

Durante el inicio de la causa de beatificación, da comienzo la fase diocesana, para la que se ha creado una comisión especial que recogerá diferentes testimonios sobre la vida de la laica. Si el resultado de la investigación diocesana es positivo al termino de esta, toda la documentación será enviada al Vaticano para ser revisada, de forma que la Santa Sede continúe desarrollando las labores de cara a su beatificación.

La vida de Gertrude Detzel: anunciar a Cristo en la Unión Soviética

La nueva postulante a la dignidad de los altares quiso entregarse a Dios ingresando a la vida religiosa. Sin embargo, tras discernir que ese no era el camino al que Dios la llamaba, terminó acogiendo la vida en pobreza en la Orden Franciscana Seglar. De este modo, Detzel se entregó a la causa del Evangelio de forma discreta, hostigada por las autoridades de la Unión Soviética, gobernante sobre el territorio por aquel entonces.

Su deseo de evangelizar y pertenecer totalmente a Dios encontró grandes dificultades al encontrarse en territorio de la Unión Soviética. En aquel tiempo, el régimen de Stalin le impedía confesar abiertamente su fe. Sin embargo, esto no le impidió anunciar la Palabra de Dios en silencio y con el ejemplo de su vida.

En 1941, con la entrada de Rusia en la Segunda Guerra Mundial, Detzel fue deportada al gulag de la ciudad de Pakhta Aral. Allí, mientras recogía algodón en los campos, continuó anunciando el Evangelio y manteniendo una vida de oración. En varias ocasiones, la laica fue trasladada a otros gulags y fue sentenciada a trabajos forzados. Finalmente, Gertrude fue liberada en 1956 y regresó a Karaganda, donde se entregó al servicio de los católicos locales.

"Esta mujer valiente no solo logró preservar su fe en la difícil situación de la represión estalinista, sino que también predicó sin temor a Jesucristo a los prisioneros del Gulag", se explica en la biografía escrita por el P. Ruslan Rakhimbernov, postulador de la causa de beatificación.

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