El escapulario del Carmen: conoce la devoción que inició la Virgen María en el Monte Carmelo y sus promesas

La Virgen del Carmen es patrona de los marineros y, por tanto, también de la Armada Española. La Virgen prometió a san Simón Stock la salvación de quien lo llevara con devoción

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Como cada 16 de julio, la Iglesia celebra la festividad de la Virgen del Carmen, una devoción que permanece viva desde hace siglos gracias al impulso que le dieron los monjes carmelitas. Esta comunidad religiosa daba a María el título del Carmen por el Monte Carmelo, lugar donde se originó la Orden.

Tal es la devoción que estos religiosos profesan a María que, en su regla de vida, tienen como mandato vivir en oración y según la forma de vida del profeta Elías y de la Virgen.

La devoción a la Virgen del Carmen se popularizó en el mundo cristiano de forma gradual y se mantiene hasta el día de hoy. Bajo esta advocación, María ostenta el título de 'Stella Maris' ('Estrella de los Mares'), ya que es la protectora de los marineros. Debido a esto, también es la patrona de la Armada Española. Es también la patrona de países como Chile.



Una de las representaciones más características de la devoción a la Virgen del Carmen es la imposición del escapulario. Este objeto, dado en 1251 por María a san Simón Stock superior de la Orden mendicante, guarda un significado muy especial, ya que supone la consagración de quien lo recibe a María y se obtiene de Ella una particular intercesión.

El origen del Escapulario: un objeto recibido de la Virgen

La Orden de los Carmelitas surgió en 1206, cuando algunos cruzados que se habían dirigido a conquistar Tierra Santa decidieron retirarse a vivir en oración en los desiertos del norte de Palestina. A partir de entonces, se forman comunidades de ermitaños por toda Europa.

Una de estas comunidades es el Monte Carmelo. Se trata de un lugar destacado en el Antiguo Testamento, ya que Elías se retiró allí a vivir en oración junto con Eliseo y algunos discípulos.

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Años más tarde, los cruzados perdieron Jerusalén a manos de las tropas árabes. Ante esta situación, los carmelitas se vieron obligados a dejar el Monte Carmelo y marcharse de Tierra Santa. De este modo, llegaron a Europa, donde no son totalmente acogidos.

En 1251, Nuestra Señora se apareció a san Simón Stock, superior de la Orden de los Carmelitas en ese entonces. La Virgen iba vestida con el hábito propio de los carmelitas, y le hizo entrega del escapulario.

Durante la aparición de la Virgen a san Simón, le explicó que recibir el escapulario conlleva ser beneficiario de dos promesas. Las gracias que la Virgen concede a quien porta su escapulario son su intercesión en el momento de la muerte y ser enviado del Purgatorio al Cielo, a más tardar, el sábado siguiente de fallecer.

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