El Santo Padre pide "respetar y promover la vida siempre": "Las personas no se pueden tirar, ¡nunca!"

En el Ángelus, el Santo Padre ha propuesto tres desafíos para luchar contra la "cultura del derroche" y apreciar el "valor de nosotros, de las personas y de las cosas"

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En el Ángelus de este domingo, en una soleada Plaza San Pedro en Roma, el Papa Francisco ha recordado que en el Evangelio de hoy recordamos las bienaventuranzas. El Santo Padre ha reflexionado sobre los “pobres de espíritu”, aquellos que “se sienten necesitados de Él y reconocen que el bien viene de Él, como don, como gracias. Quien es pobre de espíritu atesora lo que recibe; por eso desea que ningún don se desperdicie”.

Francisco se ha detenido en este aspecto “típico de los pobres de espíritu: no desperdiciar”. No desperdiciar, según el Santo Padre, “nos permite apreciar el valor de nosotros mismos, de las personas y de las cosas”. Asimismo, el Papa ha lamentado que “es un principio a menudo desatendido, sobre todo en las sociedades más ricas, en las que domina la cultura del derroche y del descarte”.



Por eso el Papa ha querido en el Ángelus proponer tres desafíos contra la mentalidad del derroche. El primero es “no desperdiciar el don que somos”: “Cada uno de nosotros es un bien, independientemente de las cualidades que tiene. Cada mujer, cada hombre es rico no solo de talentos, sino de dignidad, es amado por Dios, vale, es valioso”.

“La verdadera pobreza, entonces, es cuando una persona se deja ir y se tira, desperdiciándose. Luchemos, con la ayuda de Dios, contra la tentación de considerarnos inadecuados, equivocados, y de compadecernos a nosotros mismos”, ha dicho el Santo Padre.

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El segundo desafío es “no desperdiciar los dones que tenemos”. Francisco ha recordado como en el mundo cada año se desperdicia cerca de un tercio de la producción alimentaria total: “¡Y esto mientras muchos mueren de hambre! Los recursos de la creación no se pueden usar así; los bienes deben ser custodiados y compartidos, de forma que a nadie le falte lo necesario […] difundamos una ecología de la justicia y de la caridad”.

Por último, un tercer desafío, “no descartar a las personas”: “La cultura del descarte dice: te uso hasta que me sirves; cuando ya no me intereses o seas un obstáculo para mí, te tiro. Y se tratan así especialmente a los más frágiles: los niños todavía no nacidos, los ancianos, los necesitados y los desfavorecidos. Pero las personas no se pueden tirar, ¡nunca! Cada uno es un don sagrado y único, en toda edad y en toda condición. ¡Respetemos y promovamos la vida siempre!”.

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Al final del Ángelus, el Papa ha planteado algunas preguntas a los fieles que estaban presentes en la plaza: “¿Estoy atento a no desperdiciar, soy responsable en el uso de las cosas, de los bienes? ¿Y estoy disponible para compartirlos con los otros? Finalmente: ¿considero a los más frágiles como dones valiosos que Dios me pide que custodie? ¿Me acuerdo de los pobres, de quién está privado de lo necesario?”.

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