Francisco pide a Europa no ser indiferente ante el drama de la inmigración: "Detengamos este naufragio"

Francisco se ha desplazado hasta Lesbos, donde ha puesto rostro al drama de la inmigración: "No dejemos que el 'mare nostrum' se convierta en un desolador 'mare mortuum'

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El Papa Francisco se ha mostrado duro con la indiferencia mostrada por algunos países europeos ante el drama de la inmigración, por lo que ha instado a sus gobernantes a "detener este naufragio de civilización". Así lo ha expresado durante su visita en la mañana de este domingo, 5 de diciembre, a la isla de Lesbos, lugar al que ya acudió hace cinco años para poner rostro al drama de la inmigración.

"¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador 'mare mortuum', ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos!. Les suplico: ¡detengamos este naufragio de la civilización!", clamó desde el nuevo campo de Kara Tepe ante cerca 200 personas, representantes de los refugiados, cooperantes y también la presidenta griega, Katerina Sakelaropulu.

Tras haber saludado cariñosamente a numerosos migrantes durante un recorrido a pie por el campo, el Pontífice lanzó un largo y duro mensaje en el que constató que las migraciones "son un problema del mundo", "una crisis humanitaria que concierne a todos", pero de la que nadie parece ocuparse, a pesar de que "están en juego personas, vidas humanas".

"Estoy aquí para decirles que estoy cerca de ustedes; estoy aquí para ver sus rostros, para mirarlos a los ojos: ojos llenos de miedo y de esperanza, ojos que han visto la violencia y la pobreza, ojos surcados por demasiadas lágrimas", comenzó su discurso.

El Pontífice ha advertido que los "cierres y nacionalismos, cómo nos enseña la historia llevan a consecuencias desastrosas" y criticó que "se delegue siempre a los otros la cuestión migratoria, como si a ninguno le importara y fuese sólo una carga inútil que alguno se ve obligado a soportar".

Pero sus ojos "nos piden que no miremos a otra parte, que no reneguemos de la humanidad que nos une, que hagamos nuestras sus historias y no olvidemos sus dramas. No escapemos rápidamente de las crudas imágenes de sus pequeños cuerpos sin vida en las playas", ha clamado Francisco recordando los niños muertos en los naufragios.

Sentado en una gran y simple carpa blanca, como las montadas para los migrantes, con el mar como fondo, el papa lamentó que el Mediterráneo se esté convirtiendo en "un frío cementerio sin lápida" y "un espejo de muerte".

Francisco criticó "la parálisis del miedo, la indiferencia que mata, el cínico desinterés que con guantes de seda condena a muerte a quienes están en los márgenes" y pidió afrontar "desde su raíz al pensamiento dominante, que gira en torno al propio yo, a los propios egoísmos personales y nacionales, que se convierten en medida y criterio de todo".

Para elPpapa, "poco ha cambiado sobre la cuestión migratoria" desde que hace cinco años vino a la isla de Lesbos: "En Europa sigue habiendo personas que persisten en tratar el problema como un asunto que no les incumbe. Es trágico. Es triste escuchar que el uso de fondos comunes se propone como solución para construir muros y alambres" y que "aunque los temores y las inseguridades pueden ser comprensibles"," no es levantando barreras como se resuelven los problemas y se mejora la convivencia".

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