El Papa Francisco pide a Europa que permita a las instituciones religiosas acoger a los inmigrantes

En la catequesis de la Audiencia General, el Santo Padre recuerda que ningún país puede lavarse las manos ante la crisis migratoria

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El Papa Francisco ha reclamado a Europa que permita a las instituciones religiosas hacerse cargo de los migrantes y pide que la responsabilidad de acogerles sea compartida. Petición que ha hecho el Santo Padre este miércoles durante la Audiencia General: “Es un problema de humanidad”, ha expresado el Pontífice.

“Hay muchas Iglesias locales, congregaciones religiosas y organizaciones católicas que están dispuestas a acogerlos y acompañarlos hacia una integración fructífera. ¡Sólo tienen que abrir una puerta!”, ha afirmado el Sucesor de Pedro.



Francisco ha tenido un recuerdo para los 163 refugiados que han muerto en el Mediterráneo, en el tramo de mar entre Libia y la isla italiana de Lampedusa.

“Durante mi viaje a Chipre y Grecia pude tocar con mis propias manos, una vez más, la humanidad herida de los prófugos y de los migrantes. También he visto cómo sólo unos pocos países europeos están soportando la mayor parte de las consecuencias del fenómeno migratorio en la zona del Mediterráneo, cuando en realidad se trata de una responsabilidad compartida, de la que ningún país puede eximirse", ha subrayado.

El Papa recordó entonces cómo "gracias a la generosa apertura de las autoridades italianas", pudo traer a Roma a un grupo de personas que conoció durante su último viaje. "Hoy algunos de ellos están aquí entre nosotros. ¡Bienvenidos!”.

“Nos ocuparemos de ellos, como Iglesia, en los próximos meses. Es una pequeña señal que espero que sirva de estímulo para otros países europeos, para que permitan a su Iglesia local hacerse cargo de otros hermanos y hermanas que necesitan urgentemente ser reubicados", ha agregado.

Por su parte, y ante la llegada de la Navidad, Francisco ha pedido a los fieles que “no olvidemos nunca que Dios nace para mí. En esto consiste el Amor: Dios nos amó primero. Y este es el motivo de nuestra alegría: saber que somos amados sin ningún mérito. Para reconocer al Niño debemos recorrer la vía de la humildad”.



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