El Papa advierte que, con el progreso y el bienestar, "nos hemos convertido en una sociedad del cansancio"

El Santo Padre ha continuado este miércoles, 25 de mayo, su ciclo de catequesis sobre la vejez, en esta ocasión reflexionando a la luz del Libro del Eclesiastés o Qohélet

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El Papa Francisco ha continuado su ciclo de catequesis sobre la vejez, en esta ocasión reflexionando a la luz del Libro del Eclesiastés o Qohélet. Al presentar su décima primera reflexión sobre “la sabiduría y el valor del vejez”, el Santo Padre ha señalado que, “en una primera lectura este breve libro impresiona y deja desconcertado por su famoso estribillo: “Todo es vanidad, todo es niebla, humo, vacío”. Sorprende encontrar estas expresiones, que cuestionan el sentido de la existencia, dentro de la Sagrada Escritura”.

El Pontífice explicó que, en realidad, la oscilación continua de Qohélet entre el sentido y el sinsentido es la representación irónica de un conocimiento de la vida que se desprende de la pasión por la justicia, de la que el juicio de Dios es garante. Y la conclusión del Libro indica el camino para salir de la prueba: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos, que eso es ser hombre cabal”.



Ante esta realidad, evidenció el Papa Francisco que, en ciertos momentos,”nos parece acoger todos los contrarios, reservándoles el mismo destino, que es el de acabar en la nada, el camino de la indiferencia puede parecernos también a nosotros el único remedio para una dolorosa desilusión”.

“Puede surgir en nosotros - afirmó el Pontífice - una especie de intuición negativa que puede presentarse en cada etapa de la vida, pero no hay duda de que la vejez hace casi inevitable el encuentro con el desencanto. Y por tanto la resistencia de la vejez a los efectos desmoralizantes de este desencanto es decisiva: si los ancianos, que ya han visto de todo, conservan intacta su pasión por la justicia, entonces hay esperanza para el amor, y también para la fe”.

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Foto - Vatican Media

“Para el mundo contemporáneo se ha vuelto crucial el paso a través de esta crisis, crisis saludable, porque una cultura que presume de medir todo y manipular todo termina por producir también una desmoralización colectiva del sentido, del amor, del bien”, ha dicho el Papa.

A continuación, el Papa ha afirmado que “con todo nuestro progreso y bienestar, nos hemos convertido verdaderamente en una sociedad del cansancio”. Teníamos que producir bienestar generalizado y toleramos un mercado sanitario científicamente selectivo. Teníamos que poner un límite infranqueable a la paz, y vemos sucesión de guerras cada vez más despiadadas contra personas indefensas. La ciencia progresa, naturalmente, y es un bien. Pero la sabiduría de la vida es otra cosa, y parece estancada”.

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