Los reclusos viven su Jubileo junto al Papa, el último de este Año Jubilar 2025 que inició Francisco y cerrará León

Miles de presos y capellanes de prisiones peregrinan a Roma para celebrar su jubileo, el último de este Año Jubilar que celebra la esperanza

Último Jubileo del año

Último Jubileo del año

Rodrigo Simón Rey

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La cárcel es terrible. Leer una obviedad de tal calibre podría, incluso, enfadar al lector, pero es necesario hacer un ejercicio empático, apartar por un momento la lógica aplastante de una Justicia aplicada, a priori, correctamente, la lógica que nos arrastra a la comodidad de pensar "lo tienen merecido" y no sobrepasar esa superficie. Porque, sí, lo tienen merecido, así lo decreta, la Justicia terrenal, es otra obviedad insultante, no hay duda de ello. Pero, cuando se abre esa Puerta Santa de San Pedro que es una puerta a la esperanza, una puerta al júbilo de creer y de vivir, a uno le invita a pensar en por qué hay una de las citas del Jubileo dedicada a los reclusos.

El horro de la cárcel tiene dos vertientes, por una parte la privación de libertad, la dureza de vivir tras unos barrotes, de tener tu vida controlada, maniatada y vigilada durante las 24 horas del día, ver tu intimidad cercenada de un plumazo. Por otro lado, el horror de la culpabilidad, de haber sido tú mismo el que te has puesto en esa situación, el remordimiento, la desesperanza de saber que el castigo no acaba después de salir de la cárcel, que esa mancha queda de por vida, que va a ser una carga extra para reconstruir su vida. Por eso el Año Jubilar incluye esa cita para los reclusos. Además, lo hace en su última parada, justo antes de la celebración de la Navidad, del comienzo de todo, por eso gana sentido las palabras que les ha dirigido hoy el Papa: "Nadie coincide con lo que ha hecho, la justicia es un proceso reparador, siempre es posible empezar de nuevo". Además, el Papa Francisco, en una visita a la cárcel italiana de Rebibbia, pidió al inicio del Año Jubilar, conceder amnistías y condonaciones de pena como una medida de reinserción.

La reinserción, clave de la esperanza

Porque la clave está ahí, en una reinserción eficaz, para que la cárcel sea algo más que un castigo, para que el sistema penal no solo tenga un propósito punitivo, sino que responda a la necesidad de crear una sociedad más armónica. Sin embargo, esta visión casi utópica dista de lo que ocurre realmente. Los presos, que pueden ser el símbolo de la esperanza, de soñar continuamente con un futuro mejor, en libertad, muchas veces se empotran contra un muro infranqueable al salir de la cárcel. Después de cumplir con su deuda con la sociedad, se encuentran con que ese cumplimiento solo se ha dado en la teoría, se ha quedado en los papeles de la burocracia, en la realidad, esa sociedad sigue asignándoles un estigma muy difícil de superar. Conseguir un trabajo, un piso, construir nuevas relaciones, nuevas amistades, reconstruir lo que se había roto se convierte en muy complejo cuando esas cosas quedan manchadas siempre por una vida anterior que te llevó a la prisión. 

Los hay que se arrepienten, los hay que no, pero eso no importa a la hora de sufrir una discriminación que no distingue entre reformados y no reformados, entre los de buena voluntad y mala voluntad y que supone un obstáculo, que se hace a veces insalvable, para volver a vivir libre de cargos en el juzgado y en el alma.

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