Francisco recuerda la "amabilidad" de Benedicto XVI: "Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión"

Durante las tradicionales Primeras Vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, el Papa ha recordado "el testimonio de fe y oración" de Joseph Ratzinger

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“Hablando de amabilidad, nuestro pensamiento se dirige espontáneamente al queridísimo Papa emérito Benedicto XVI, que nos dejó esta mañana. Con emoción recordamos su persona tan noble, tan amable. Y sentimos tanta gratitud en el corazón: gratitud a Dios por haberlo dado a la Iglesia y al mundo; gratitud a él, por todo el bien que ha hecho, y sobre todo por su testimonio de fe y oración, especialmente en estos últimos años de su vida retirada. Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”. Estas han sido las palabras del Papa Francisco en la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios, en la Basílica de San Pedro.

Francisco no ha cambiado su agenda y esta tarde, 31 de diciembre, ha presidido la celebración de las Primeras Vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, que ha concluido con el tradicional himno de acción de gracias, el ‘Te Deum’. Y la amabilidad ha sido el tema elegido por el Santo Padre en esta celebración en la que tradicionalmente el Pontífice envía un mensaje a la ciudad de Roma. Tras dedicar esas palabras al Papa emérito, Francisco ha vuelto a proponer “la amabilidad como virtud cívica, pensando en particular en nuestra diócesis de Roma”.





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La amabilidad es una virtud "a recuperar y ejercitar todos los días"

La amabilidad es un factor importante en la cultura del diálogo, y el diálogo es indispensable para vivir en paz, como hermanos y hermanas que no siempre se llevan bien - es normal - pero que, sin embargo, se hablan, se escuchan y tratan de entenderse”, ha subrayado Francisco. Para el Santo Padre, la amabilidad es una virtud “a recuperar y ejercitar todos los días, para ir a contracorriente y humanizar nuestras sociedades”.

Asimismo, Francisco ha alertado de los daños del individualismo consumista que está presente en nuestras sociedades y tiende “a ser agresiva”: “Sin embargo, precisamente dentro de estas sociedades nuestras, e incluso en las situaciones más difíciles, hay personas que demuestran que "todavía es posible elegir la amabilidad " y así, con su estilo de vida, "se convierten en estrellas en medio de la oscuridad"”.



"Gracias a Dios, aún quedan personas amables"

La amabilidad es un antídoto contra algunas patologías de nuestras sociedades: contra la crueldad, que lamentablemente puede insinuarse como veneno en el corazón y envenenar las relaciones; contra la ansiedad y el frenesí distraído que nos hacen concentrarnos en nosotros mismos y aislarnos de los demás. Estas "enfermedades" de nuestra vida cotidiana nos vuelven agresivos e incapaces de pedir "permiso", o "disculpe", o simplemente decir "gracias". Y así, cuando nos encontramos con una persona amable en la calle, o en una tienda, o en una oficina, nos quedamos asombrados, nos parece un pequeño milagro, porque lamentablemente la amabilidad ya no es muy común. Sin embargo, gracias a Dios, aún quedan personas amables, que saben dejar a un lado sus preocupaciones para prestar atención a los demás, regalar una sonrisa, una palabra de aliento, escuchar a alguien en quien hay que confiar, desahogarse”, ha afirmado el Papa Francisco durante esta tradicional celebración del 31 de diciembre.

Volviendo a reflexionar sobre la ciudad de Roma, Francisco ha deseado “a todos los que vivimos aquí que crezcamos en esta virtud: la amabilidad. La experiencia enseña que, si se convierte en un estilo de vida, puede crear una sana convivencia, puede humanizar las relaciones sociales, disolviendo la agresión y la indiferencia”.




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