Así es ser capellán del 'Isabel Zendal': "Los familiares de los enfermos de covid son los que más sufren"

El capellán Javier Martín desvela en 'Herrera en COPE' cómo reaccionan los pacientes al ver a los sacerdotes: "A veces empiezas hablando de cocina para acabar hablando de Dios"

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Javier Martín es capellán del 'Isabel Zendal', el hospital de pandemia que abrió sus puertas el Gobierno de Díaz Ayuso el pasado mes de diciembre en medio de la polémica. En una entrevista concedida en 'Herrera en COPE', el sacerdote afirma que cuando camina por los pasillos va vestido de blanco, tal y como precisa el protocolo de seguridad. Por ello, los presentes desconocen si están ante el celador, el familiar de un paciente o un profesional sanitario.

El Padre Javier Martín tiene una amplia experiencia como celador, por su paso por la capellanía del '12 de Octubre'. Desde que estalló la covid-19, no han parado de reclamarle los pacientes que precisan de compañía o recibir algún sacramento: “El móvil es mi mejor amigo, puedo ser requerido en cualquier momento. Estos días el nivel de llamadas ha bajado, y eso es bueno”, confiesa a Carlos Herrera.

Como hemos comentado, el diálogo con los pacientes es un aspecto fundamental de la labor de los capellanes en los hospitales. DE alguna manera, es la llave de entrada para abrirse al infinito, a Dios: “Al principio, hablar con un cura les da temor, porque parece que somos la muerte, pero cuando ven que les tratamos con normalidad, calidez y cariño, se abren completamente. Yo he empezado a veces con ellos hablando de recetas de cocina, para acabar hablando de Dios”.

El sacerdote colecciona anécdotas y experiencias al lado de quienes sufren por su salud. Prepararse para este momento no es fácil, pese al anuncio de una vida eterna junto a Dios: “Me viene a la memoria una persona que estaba a punto de morir. Yo le pregunté si estaba preparado. Él me miró y me dijo... en eso estamos. A partir de ahí, conversas, le animas... y ahora está recuperado, logró salir adelante. Tenemos que afrontar la muerte sin miedo, porque todos pasaremos por ahí. Lo mejor es afrontarlo con sencillez y normalidad. Esto ayuda bastante. Los familiares son quienes peor lo llevan”, subraya.

Quienes están en la UCI, son los más conscientes de que su final está o podría haber estado cerca. Por ello, recapacitan más y ven en la pandemia una oportunidad sin igual para transformar su vida, iniciar una conversión que les lleva a darse cuenta de que la vida es preciosa.

Otro de los aspectos positivos que ha traído el coronarivus es el sentimiento de fraternidad entre los pacientes. Tanto es así que forman una gran familia en centros como el 'Isabel Zendal': “Como no hay biombos, la vida en el hospital es común entre los pacientes. Ayer, por ejemplo, estaba charlando con un par de pacientes y, de repente, se acercó un tercero que recibía el alta. Se saludaron entre ellos, conocían sus nombres, sus historias... Se estrechan los lazos de unidad”.

En ocasiones, los pacientes desean acercarse a los capellanes por pura envidia (sana): “En un primer momento se piensan que somos médicos, pero cuando nos ven arrodillarnos ante una cajita metálica con un paciente, son conscientes de que somos curas y nos dicen los que están cerca... ¡Yo también voy a misa! Es decir, por imitación nos reclaman para recibir al santísimo. Así se crea esa red de envidia santa”, explica en 'Herrera en COPE' el capellán Javier Martín.

Respecto a la unción, muchos enfermos se niegan a recibirlo por asociarlo a la antesala de la muerte: “Los mayores nos quieren, pero no quieren recibir la unción. Dicen... lagarto, lagarto...”

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