Padre Ambrosoli, médico misionero en Uganda ya es nuevo beato de la Iglesia: "Curó las heridas del cuerpo"

La ceremonia de beatificación tuvo lugar en Kalongo, en la tierra donde murió el 27 de marzo de 1987, dejando un hospital que quiso como centro sanitario y de acogida

Vatican News

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El padre médico Giuseppe Ambrosoli, misionero en Uganda desde 1956 durante 31 años, ya es nuevo beato de la Iglesia Católica. En la solemnidad de Cristo Rey, la ceremonia de beatificación se celebró en Kalongo, cerca de Gulu, en la tierra donde murió el 27 de marzo de 1987, dejando un hospital que quiso como centro sanitario y de acogida.

Giuseppe nació en Ronago, en la provincia de Como, donde el cardenal Oscar Cantoni celebrará una Misa de acción de gracias por la tarde. El nuncio apostólico en Uganda, el arzobispo Luigi Bianco, ha celebrado la beatificación este domingo y ha pronunciado la homilía en inglés destacando, sobre todo, el valor del testimonio del padre Ambrosoli, explicando que la elección del ahora beato, de abrazar el sacerdocio como médico le llevó a gastar todo su ser en el cuidado de las heridas del cuerpo y del alma.

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Esta respuesta suya a la llamada misionera – dijo Luigi Bianco – ha dado importantes frutos de acercamiento entre los pueblos. El arzobispo habló precisamente de un papel de puente entre la Iglesia que le envió y la Iglesia que le acogió. Una especie de hermanamiento entre Ronago, en la provincia de Como, y Kalongo, cerca de Gulu, pero también entre dos pueblos. De hecho, Monseñor Bianco habló de "un beato italiano y ugandés".

Haciendo referencia explícita a la solemnidad de Cristo Rey de hoy, Monseñor Bianco recordó el significado de la realeza de Cristo, que dio su vida por amor y no buscó el poder. Su Reino – reiteró - es diferente de los del mundo porque Dios no reina para aumentar su poder y aplastar a los demás; no reina con ejércitos y con la fuerza. El suyo es el Reino del amor: cuando dice "soy rey", Jesús explica que es "rey" del reino de los que dan su vida por la salvación de los demás.

Todo esto - dijo monseñor Bianco - inspiró las opciones del padre Giuseppe Ambrosoli, que puso sus conocimientos médicos a disposición de un territorio especialmente pobre en aquella época, sin descuidar nunca la atención a la persona en su totalidad. Significa – explicó - que se ocupó de las enfermedades, de los dolores del cuerpo, pero también de las heridas del alma.

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