El obispo que intenta liberar a un sacerdote secuestrado en Nigeria: "Nuestra única arma es la oración"

El prelado se ha mostrado muy crítico con la actuación del Gobierno frente a la insurgencia islamista que, desde junio de 2015, se ha cobrado la vida de hasta 12.000 cristianos

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Hace 10 días fue secuestrado en el norte de Nigeria un párroco jubilado, P. Joseph Keke, de 75 años de edad, en la iglesia católica de San Vicente Ferrer, en Malumfashi, estado de Katsina.

Quien se está haciendo cargo de las negociaciones con los secuestradores está siendo el mismo obispo que ha concedido una entrevista a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada: “Hemos establecido contacto con los secuestradores y estamos negociando. Es una de las experiencias más dolorosas estar a merced de criminales y asesinos empedernidos que, en un entorno más civilizado, estarían encerrados de por vida, y tener que negociar con ellos. Por la voz de uno de los secuestradores, puede que tenga unos 30 años. El sábado pidieron 100 millones de nairas (unos 200.000 €) y luego bajaron a 100.000 €, y en esas estamos. Es una experiencia penosa y a menudo traumática por la forma inhumana en la que hablan y por las amenazas que prefieren. Nuestra única arma es la oración”.

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El sacerdote asesinado en Nigeria

El obispo, Mons. Kukah añade que “según las agencias de seguridad, estos hombres son criminales sin más que a menudo colaboran con lugareños que les sirven de informantes. Se limitan a identificar objetivos fáciles y su principal motivación es el dinero”.

El sacerdote que había sucedido al P. Keke como párroco de San Vicente Ferrer, P. Alphonsus Bello, fue asesinado por los secuestradores y su cuerpo fue encontrado en un terreno agrícola detrás de la Escuela de Formación Catequética de Malumfashi.

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Un país, consumido por una horda bárbara

El prelado señala que la “muerte del Padre Bello forma parte de las interminables pérdidas sin sentido que se abaten sobre nuestra nación. En Nigeria, todos estamos literalmente bajo la espada de Damocles. Este es un país que está siendo consumido por una horda bárbara. Es una triste pérdida, pero nosotros como cristianos y nosotros como sacerdotes siempre miramos hacia la promesa que nos espera. Nuestro consuelo son los tres diáconos ordenados hace tan solo unos meses y los otros cinco que se ordenarán este año”. Y también destaca que se “echa de menos al P. Bello, pero la obra del Señor continúa”.

El obispo se muestra muy crítico con la actuación del Gobierno nigeriano frente a la insurgencia islamista, que, desde junio de 2015, y según la organización nigeriana de derechos humanos Intersociety, se ha cobrado la vida de hasta 12.000 cristianos: “El Gobierno federal está enredado en esta situación confusa y, como ya he dicho varias veces, la única diferencia con los terroristas está en la estrategia


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