Los obispos de Kenia instan al gobierno a intervenir en la economía para frenar el hambre

Lanzan una campaña para socorrer a los 3,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria que ya necesitan ayuda humanitaria

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La Conferencia Episcopal de Kenia acaba de pedir al gobierno que intervenga el precio de los productos básicos para frenar la ola de hambre que se extiende por el país debido a la prolongada sequía, «la peor —se asegura— en los últimos cuarenta años». Actualmente, y según sus datos, hasta 3,5 millones de personas padecen ya «inseguridad alimentaria y necesitan ayuda humanitaria». En Kenia viven 55 millones de personas.

«Los precios de los productos básicos como la harina, el gas de cocina, el aceite de cocina, el arroz y el pan se han disparado en los últimos días haciéndolos inasequibles para la mayoría de las familias», constata la jerarquía católica en una declaración. «Pedimos al gobierno que haga una intervención política deliberada para amortiguar a los kenianos mediante la reducción de los impuestos sobre los productos básicos hasta el momento en que la economía haya mejorado».

El episcopado ha lanzado una campaña que pretende recaudar 285 millones de chelines (2,2 millones de euros) para llevar ayuda —dinero, agua, insumos agrícolas, forraje para el ganado, etc.— a las familias más necesitadas durante los próximos seis meses. Entre los quince territorios en los que se va actuar está Mombasa, la principal ciudad portuaria del país con 1,2 millones de habitantes, y Nakuru (570.000). En Kenia están algunos de los mayores campos de refugiados del mundo, como Daadab (220.000 personas, la mayoría somalíes) o Kakuma (160.000).

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Muerte de 1,5 millones de cabezas de ganado

Los obispos dicen estar «profundamente preocupados» por la situación actual. En los tres últimos años, indican, ha llovido por debajo de la media y ello ha provocado la escasez de alimentos y de agua. A las malas cosechas hay que añadir la muerte de 1,5 millones de cabezas de ganado. Todo ello ha provocado una crisis alimentaria que se ha visto agravada por la invasión de langostas del desierto a principios del año pasado, la llegada de la pandemia de COVID-19 y el aumento de los precios de determinados productos básicos.

La Iglesia expresa también su preocupación por el elevado coste del combustible, dado que «tiene un efecto dominó en los precios de los productos básicos», y por la pesada carga que supone el pago de la deuda internacional. Respecto a esta última, insta al gobierno a comenzar un diálogo franco «para que la nación pueda encontrar soluciones duraderas a este problema».

La ONU alerta sobre una crisis alimentaria generalizada

Kenia es uno de los países «críticos» que menciona el último informe de laOrganización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA). El trabajo alerta sobre una crisis alimentaria generalizada debido a los constantes conflictos mundiales, la pandemia de la COVID-19, el cambio climático y la guerra en Ucrania.

El director ejecutivo del PMA, David Beasley, ya advirtió el pasado 19 de mayo ante el Consejo de Seguridad de la ONU que si no se abren los puertos de la región de Odesa habrá hambruna, desestabilización y migraciones masivas por todo el mundo. El funcionario cifró en 276 millones el número de personas que se encaminan hacia esa situación.

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