Los obispos de Camerún, ante el secuestro de nueve católicos: “No pagaremos el rescate exigido”

El presidente de la Conferencia Episcopal asegura que el pago del rescate "crearía un peligroso precedente"

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“No pagaremos ni un céntimo” a los secuestradores nueve personas en un asalto a la Iglesia de Santa María, en la aldea de Nchang, la zona anglófona de Camerún. Así lo declara el presidente de la Conferencia Episcopal de Camerún, Andrew Nkea Fuanya, arzobispo de Bamenda, afirmando que el pago del rescate exigido por los secuestradores “crearía un peligroso precedente”.

Monseñor Nkea ha informado de que los secuestradores, que pertenecen a las filas de los combatientes separatistas, exigieron inicialmente un rescate de 100.000 dólares, para luego bajar y acabar pidiendo 50.000 dólares, según indica la Agencia Fides.

El arzobispo también ha declarado a los periodistas que los separatistas afirmaron haber atacado la iglesia de Santa María en Nchang, incendiándola, porque, según ellos, la Iglesia católica no apoya su lucha.

Los sacerdotes secuestrados son el padre Emmanuel, el padre Bernabé, el padre Cornelio, el padre Elías y el padre Job-Francis. Además de los cinco sacerdotes, han sido secuestradas la hermana Jacinta y tres fieles laicos: la señora Kelechukwu, el señor Nkem Patrick y una joven, Blanch Bright.

Monseñor Aloysius Fondong Abangalo, obispo de Mamfe, que ha visitado la parroquia incendiada, ha acusado a los chicos de la aldea de Nchang de unirse a los combatientes separatistas, conocidos localmente como los “Amba Boys”.

Una iglesia quemada

El portavoz de la Conferencia Episcopal de Camerún, el padre Humphrey Tatah Mbuy, ha subrayado que “ha habido secuestros de religiosos en el pasado, pero se ha tratado de casos aislados. Un ataque de este tipo parece planeado, con la iglesia quemada y nueve secuestrados. Es un caso sin precedentes”.

La población anglófona es mayoritaria en el noroeste y suroeste de Camerún, un país predominantemente francófonos. Al sentirse discriminados por las instituciones, sobre todo en las escuelas y los tribunales, el resentimiento hacia el Estado camerunés ha crecido a lo largo de los años en la población de estas zonas. Las protestas, inicialmente pacíficas, se convirtieron en una lucha armada y, en 2017, en la declaración de un Estado independiente, la "República Federal de Ambazonia", que no es reconocida por la comunidad internacional.

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