Las masacres cometidas contra religiosos españoles en el último medio siglo que conmocionaron a nuestro país

Este lunes, 22 de agosto, es el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia basados en la Religión

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Este lunes, 22 de agosto, se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de actos de violencia con motivo de las creencias religiosas. Una jornada para recordar la difícil situación que atraviesan millones de cristianos en el mundo, que son perseguidos por su fidelidad a Cristo.

Ayuda a la Iglesia Necesitada ha reivindicado la conmemoración de este día internacional, ya que consideran supone “un paso importante para que en el futuro se escuche más la voz de los cristianos perseguidos”. Y es que según el último informe publicado en 2021 sobre el estado de la libertad religiosa en el mundo, se revela que el 67% de la población mundial viven en países donde se producen graves violaciones de la libertad religiosa, entre ellos los países más poblados del planeta: China, India y Pakistán.

La fundación pontificia ha recordado que fue en mayo de 2019 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución a propuesta de Polonia, por la que el 22 de agosto se conmemoraría el Día Internacional de las Víctimas de actos de violencia basados en la religión o las creencias.

Ewelina Ochab, abogada y escritora y especialista en la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio, fue una de las principales impulsoras de la iniciativa y aseguró en esa ocasión que, aunque “fue un proceso largo con muchos participantes”, Ayuda a la Iglesia Necesitada fue una de sus “inspiraciones”.

La fundación pontificia además ha manifestado que la conmemoración de este día debe ir acompañado de “un proceso que lleve a la comunidad internacional a un plan de acción coordinado para poner fin a la persecución religiosa y prevenirla en el futuro".

"En realidad, es deber de las Naciones Unidas, de los gobiernos y los actores políticos hacer cumplir el derecho humano a la libertad religiosa. A este día simbólico ahora le deben seguir acciones concretas”.

Se puede decir que ningún estado puede presumir de no tener ningún ciudadano de su territorio que haya sufrido estos ataques o asesinatos. Tampoco España. Por desgracia, en la década de los años treinta la persecución religiosa formaba parte de nuestro día a día. Se estima que unos 10.000 religiosos y religiosas fueron ejecutados en aquella década oscura de nuestro país. Muchos de ellos están siendo beatificados en los últimos años.

Ya posteriormente, la sociedad española se ha visto sobrecogida por los casos de asesinatos de misioneros y misioneras que perdieron la vida en su tarea de evangelización en países marcados por los conflictos, generalmente subdesarrollados y con un régimen autoritario como sistema político.

El asesinato de los cinco jesuitas españoles en San Salvador

Armando López, Ignacio Martín-Baró, Ignacio Ellacuría, Juan Ramón Moreno y Segundo Montes fueron cinco jesuitas españoles asesinados el 16 de noviembre de 1989 en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) ubicada en la ciudad de San Salvador (El Salvador).

No fue hasta más de treinta años después cuando la Audiencia Nacional del país condenó a 133 años de cárcel a Inocente Montano, entonces era coronel y viceministro de Seguridad Pública en el país americano, por ser el responsable de los crímenes contra los mártires jesuitas.

Aquella fatídica noche de noviembre, un equipo militar irrumpió en la casa de los jesuitas de la Universidad Centroamericana y mató a seis religiosos y dos mujeres que colaboraban con ellos en la casa. Un atentado que se produjo en el marco de las tensiones sociales que marcaban a el Salvador, envuelto en una guerra civil y una represión generalizada, que antes causó el asesinato del jesuita Rutilio Grande (en 1977) y de Mons. Óscar Romero (1980).

El grupo de misioneros jesuitas de la UCA, atentos a la realidad salvadoreña y con una profunda reflexión teológica, se habían destacado por promover una solución pacífica al conflicto armado salvadoreño y por denunciar las injusticias sociales hacia los grupos mayoritarios del país centroamericano. Por su liderazgo espiritual a favor del pueblo y su voz de denuncia, resultaban incómodos para el poder político y militar de la época.

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Sin embargo, el diálogo esperado por parte de los jesuitas se convirtió en terror, con la muerte violenta. El contacto con los más pobres condujo a la muerte estos jesuitas, quienes así testifican la estrecha relación con el pueblo salvadoreño.

El padre César Jerez, que era provincial de los jesuitas centroamericanos a la época de los hechos, hizo una reflexión sobre los jesuitas: “Su afán no era ser promovidos ni dentro de la Iglesia ni dentro de la Compañía. Su afán era quedarse allí, trabajar allí, rendir allí. Se dedicaron a estudiar profundamente los mecanismos de la sociedad para entregarle después a los hombres y mujeres que forman la sociedad esos estudios, esos análisis, sus palabras, sus escritos. Trabajaron por la justicia, por la verdad, por la paz. Hombres de verdad ante Dios, ante los hermanos y ante sí mismos”, expresó.

Cuatro maristas españoles masacrados en un campo de refugiados del Congo

El 31 de octubre de 1996 se produjeron los asesinatos de Servando, Julio, Fernando y Miguel Ángel, los cuatro Hermanos maristas que se encontraban en el campo de refugiados de Nyamirangwe, cerca de la región congoleña de Bugobe (el antiguo Zaire). Cuatro religiosos que dieron su vida por estar al lado de miles de necesitados.

Un día antes de la matanza, el 30 de octubre de 1996, Servando relataba en COPE a Antonio Herrero que “lo que está pasando es demasiado grave. A todos los refugiados de esta región que han abandonado los campos, se está juntando en este momento toda la población de Bukavu, que son otras 500.000 personas que están pasando por delante de nosotros ahora mismo sin saber dónde van por miedo a los ataques”.


Tal vez gracias a aquel testimonio de Servando, hubo consciencia en la población española de lo que ocurría en esta zona del Continente africano. El asesinato de todos ellos conmocionó a toda España.

Los miembros del Consejo provincial de la antigua Provincia marista de Madrid se encontraba reunida en Talavera de la Reina. Era casi mediodía del 31 de octubre. Y sonó el teléfono. Llamaban desde el Ministerio de Asuntos Exteriores.

“Nos informan desde el Este del Zaire que un grupo de maristas que estaban en el campo de refugiados de Bugobe han sido masacrados y sus cuerpos arrojados a una fosa séptica. Algunos testigos dicen haber reconocido tres cuerpos; no sabemos si alguno ha podido escapar. Por favor, informen a las familias cuanto antes. La noticia va a hacerse pública en el telediario de las 15h” relataba José María Ferre, que hace 26 años informaba puntualmente a los medios españoles de la situación que vivieron sus Hermanos maristas.

Una vez que Servando, Julio, Fernando y Miguel Ángel fueron asesinados, arrojaron sus cuerpos a una cercana fosa para que sus cuerpos quedaran putrefactos. Probablemente, los criminales entraron después en la vivienda de los hermanos para sustraer lo que consideraban de valor. Y huyeron.

Entre los escombros apareció el conocido Cristo Roto,una sotana manchada con la arcilla rojiza de la zona, las dos agendas donde Miguel Ángel escribía regularmente su diario, y una estatuilla de María de cuarenta centímetros de altura. La imagen mariana está tallada en un tipo de madera muy ligera; quizá aprovechando una rama de los numerosos eucaliptus de la región. Es una imagen estilizada, muy simple, son grandes relieves, policromada a mano. Se desconoce cómo llegó la Virgen hasta el oratorio de los maristas, pero estaba ahí, junto a Cristo crucificado.

Dos sacerdotes españoles son asesinados en el marco de la persecución del régimen cubano a la Iglesia

El régimen comunista de Cuba siempre ha tenido entre ceja y ceja a la Iglesia Católica del país caribeño, por sus persistentes reclamos de libertad para el pueblo cubano y sus críticas a las restricciones impuestas por sus gobernantes. La persecución a sacerdotes y religiosos son una constante.

En este contexto, en el año 2009 se produjeron dos asesinatos contra misioneros españoles en Cuba. El primero tuvo lugar en febrero de aquel año, cuando fue apuñalado y estrangulado en La Habana el párroco Eduardo de la Fuente Serrano, de 61 años. El cadáver fue hallado el 14 de febrero y repatriado cinco días después para que su familia lo sepultara en la población madrileña en la que nació, Guadalix de la Sierra.

Meses más tarde, en julio, fue hallado el cadáver del párroco español Mariano Arroyo Merino en las afueras de La Habana. Su cuerpo mostraba signos de apuñalamiento y quemaduras.

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