Así es 'Sagrada Familia' de Belén, el hospital de la Orden de Malta que ayuda a embarazadas sin recursos

El centro es el único de la zona capaz de atender partos y tratar a bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación: "Acogemos mujeres independientemente de sus creencias"

Así es 'Sagrada Familia' de Belén, el hospital de la Orden de Malta que ayuda a embarazadas sin recursos

Redacción Religión

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Entre diciembre y enero, el Hospital de la Sagrada Familia de Belén, anclado a tan solo unos kilómetros de la gruta donde nació Jesús, alcanzará la cifra de los 100.000 niños atendidos.

Así lo ha avanzado el recién nombrado Gran Hospitalario de la Orden Militar de Malta, el antiguo pediatra Frey Alessandro de Franciscis, quien no ha ocultado su orgullo por este centro de neonatología (atención de los recién nacidos) y maternidad que es una excelencia "al servicio de las mujeres que vienen a ser atendidas en su embarazo". Mujeres, la mayoría de ellas, que proceden del sur de Palestina.

Este centro sanitario, obra de la orden religiosa en 1985, es el único de la zona capaz de atender partos y tratar a bebés nacidos antes de las 32 semanas de gestación, y es el hospital de referencia de la región para embarazos de alto riesgo y para bebés frágiles o prematuros. "Belén es un lugar rodeado de muros", explica la embajadora de la Orden de Malta en Palestina, Michele Bowe, "y la gente no es libre de viajar a otros centros para recibir atención médica. Este hospital atiende a una zona de captación de un millón de personas, es un hospital de referencia, es extremadamente importante para la salud de las mujeres y los niños".

El Hospital de la Sagrada Familia de Belén dispone de una unidad de cuidados intensivos neonatales con 18 camas, que a menudo está saturada. Hay siete salas de parto privadas y tres quirófanos. El personal incluye cirujanos, anestesistas, enfermeras quirúrgicas y neonatales.

Además, como hospital universitario, ofrece formación continua y educación permanente, sólo en 2021 se formaron 200 enfermeras y obstetras. Michele Bowe ha precisado que se trata de “un lugar en el que se acoge a las mujeres independientemente de sus necesidades o creencias. Las acogen otras mujeres con tanta delicadeza".

De hecho, más del 70% de los empleados son mujeres, tanto cristianas como musulmanas. Las clínicas ambulatorias del hospital incluyen la clínica Well Women para la menopausia, la clínica de diabetes gestacional y la unidad médica móvil que atiende diariamente a pueblos aislados y comunidades remotas del desierto.

Apoyo al trabajo de los cristianos

El 45% de los pacientes son refugiados, al igual que el 21% del personal. "Aquí atendemos principalmente a los pobres", explica el presidente del comité de finanzas y miembro del consejo internacional del Hospital de la Sagrada Familia, Andrea Grassi, quien ha aclarado que también atienden a refugiados enviados por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina tanto para partos como para cuidados intensivos, y luego tenemos pacientes enviados por la Autoridad Palestina.

“Para nosotros, todos los pacientes son tratados con la misma dignidad, sin embargo, desgraciadamente, cada vez hay menos cristianos, somos el mayor empleador de la región, y también tenemos un índice muy alto de cristianos que trabajan en el hospital, lo que les permite permanecer en Tierra Santa, algo que es muy difícil, y esto es un valor añadido que conseguimos dar como hospital”, ha explicado.

El papel del hospital durante la pospandemia, cuando Belén estaba en la ruina

La situación, especialmente en Belén, es difícil para todos. Dos años y medio después del inicio de la pandemia, la población cuenta con un desempleo que alcanza el 90%. Los habitantes dependen del turismo y de las peregrinaciones. Una vez que se cerraron los hoteles, los restaurantes y las tiendas de souvenirs, el 90% de la población se quedó sin sueldo, por lo que el Hospital de la Sagrada Familia cobró más importancia que nunca.

Ahora, poco a poco, la situación está mejorando, los turistas y peregrinos están volviendo, pero, añade Grassi, "la situación de tensión y de guerra conlleva un estrés psicológico para las madres y esta es también una razón por la que la unidad de cuidados intensivos está siempre a plena ocupación".

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