150 años del peregrinaje francés a Lourdes: "¿Qué ocurrió en esta localidad para crear un santuario?

Unas 17.000 personas han acudido al santuario de Lourdes para celebrar la fiesta de la Asunción de la Virgen. Tras la pandemia, ha aumentado en un 46% el número de peregrinos

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Unas 17.000 personas han acudido al santuario de Lourdes para celebrar la fiesta de la Asunción de la Virgen, y que en este 2023 coincide con el 150 aniversario del peregrinaje nacional francés al lugar.

El acto central de la jornada -festividad religiosa en Francia- fue la misa celebrada por la mañana de este martes, 15 de agosto, en la pradera del santuario por el nuncio apostólico en Francia, Celestino Migliore, retransmitida en directo por varias televisiones del país.

En esta edición llegaron más de 6.000 peregrinos a los que atendieron 3.000 voluntarios entre enfermeros, portadores de camillas y otro personal de asistencia. Entre esos peregrinos había 550 enfermos y 280 en situación de precariedad económica, además de un centenar de cristianos de Oriente.

Una parte llegaron en tren. De hecho, para este puente festivo se habilitaron además de los convoyes habituales cuatro especiales que llegaron a Lourdes desde París, Lyon, Mulhouse y Lille con más de 500 personas cada uno. Una vez superadas las restricciones de la covid, en lo que llevamos de año se ha registrado un aumento del 46% en el número de visitantes al santuario respecto a 2022.

María Bernadette, la adolescente a la que se le apareció la Virgen hasta en 18 ocasiones

La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones de la Virgen María más conocidas a nivel mundial. Todo sucedió a principios de 1858 en la gruta de Massabielle. Allí, a los pies de los Pirineos, una joven llamada María Bernadette Soubirous presenció 18 apariciones de la Virgen.

Bernadette tenía 14 años y creció en el seno de una familia pobre y analfabeta. Un día estaba con su hermana y una amiga recogiendo leña en el campo y entonces ocurrió: una ráfaga de viento dio paso a la primera aparición de la Virgen María. La joven declaró haber visto “a una señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie”.

Al llegar a casa Bernadette se lo contó a sus padres y estos le prohibieron acercarse a ese lugar. Bernardita sentía una fuerza interior que la empujaba a volver a la gruta y tras su enorme insistencia la dejaron regresar al punto donde había sucedido el primer encuentro. Entonces, como ocurrió la vez anterior, Bernardita vio aparecer de nuevo a la Virgen. Bernadette le echó agua bendita y la señora sonríó e inclinó la cabeza. Al terminar de rezar el rosario, la señora desapareció.

En la tercera aparición, la niña habló con María en gascón, un dialecto occitano que se usaba en la zona. Entonces la Virgen le pidió lo siguiente: "¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?". Bernadette le prometió que lo haría, y a su vez, la Virgen María le dijo que le prometía hacerla feliz en el otro mundo.

La Virgen siguió apareciénose a María Bernadette en sucesivas ocasiones. Poco a poco el mensaje fue tomando cuerpo: invitación a la penitencia y a la oración por los pecadores, invitación a vivir una pobreza más evangélica, solicitud de que se hicieran procesiones a la gruta y que construyeran una capilla en ese lugar. Además, la Virgen le mando excavar en la tierra y de allí surgió un manantial. Una fuente hasta la que peregrinan los fieles y que ha sido testigo de numerosos milagros como la curación de enfermedades terminales.

En 1874 el Papa Pío IX concedió al santuario el título de Basílica y en 1876 coronó la estatua de la Virgen. El Papa Juan Pablo II fue el primer Papa que peregrinó a Lourdes. Allí ofició una misa en la que afirmó: “Venimos en peregrinación a Lourdes, donde María dijo a Bernardita: “Yo soy la Inmaculada Concepción”.

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