El objetivo de "Pueblos con Futuro" para revitalizar la España vaciada: "Es cuestión de caminar juntos"

Juan José Omella, durante el discurso inaugural de la 120ª Asamblea Plenaria, elogió el trabajo de esta asociación que forma parte de la Mesa del Mundo Rural

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Este lunes el cardenal Juan José Omella abrió la 120ª Asamblea Plenaria en la sede de la CEE y durante su discurso ha enumerado algunas de las propuestas que está desarrollando la Iglesiapara dar esperanza a la ciudadanía y contribuir al bienestar del mundo en el que vivimos. En este sentido, ha reivindicado la labor de las instituciones eclesiásticas para paliar los efectos de la España vaciada o la búsqueda de una “economía con alma”.

“El departamento de Migraciones de la CEE promovió el año pasado la creación de una Mesa del Mundo Rural con el objetivo de conectar a familias que quieren realizar su proyecto de vida en el ámbito rural con las asociaciones o proyectos que, junto con los ayuntamientos y otras administraciones públicas o privadas, promueven la inclusión y revitalización de pueblos en la España rural. Entre las asociaciones que forman parte de esta Mesa del Mundo Rural está 'Pueblos con Futuro', cuya misión es facilitar la integración de familias vulnerables a la vez que se impulsa la revitalización de los pueblos, aprovechando las oportunidades que estos ofrecen”, ha explicado.



Dorys Castillo, una de las fundadoras de la asociación “Pueblos con futuro”, habló con ECCLESIA a finales del mes de septiembre para explicar la iniciativa de la Comisión de Migraciones de la CEE de crear la Mesa del Mundo Rural que se empezó hace aproximadamente un año reuniendo a entidades que tienen como objetivo la repoblación del mundo rural.

“Nuestro objetivo es facilitar, a las familias que quieran hacer su proyecto de vida en un pueblo, el acceso con vivienda y trabajo. Cuando nosotros tenemos una oferta de trabajo la envío a Cáritas y a las entidades que trabajan en la acogida de las familias. Si cumplen el perfil y pasan el proceso de selección empezamos la inserción en los pueblos”, subraya Dorys.

Firmaron un convenio con la diócesis de Sigüenza-Guadalajara para facilitar viviendas. “Contamos con el apoyo de las Cáritas y todo se realiza caminando juntos, se pide también colaboración a los párrocos en el seguimiento de las familias”.

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Entre los objetivos de la asociación está el acompañamiento a las familias, el asesoramiento legal y el seguimiento in situ a esas que han sido seleccionadas para el desplazamiento, la inserción en el pueblo y el desempeño en el trabajo: “Estamos en pueblos de menos de 2 mil habitantes, incluso en algunos de 35 personas”.

Una de los pilares del proyecto es que las familias entran con vivienda y trabajo: “Tienen que tener los papeles en regla para firmar los contratos. Generalmente asumimos los bares de los ayuntamientos por la necesidad que alguien los gestiones. Presentamos los proyectos y algunos alcaldes nos piden familias con el perfil que necesita el pueblo, generalmente familias con niños”.

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“Nos ha funcionado muy bien el perfil de familia tradicional porque el hombre puede trabajar en el mundo de la agricultura y la mujer puede gestionar el bar, aunque también tenemos familias monoparentales”, expresa Dorys.

El proyecto piloto se inició en este pequeño de Gallocanta en Zaragoza. Las familias incorporadas al pueblo con vivienda y trabajo, han aumentado la población y han impulsado la continuidad del profesorado y la permanencia de aulas abiertas en las escuelas. Los trabajos que desempeñan van desde mantenimiento, cuidado de personas mayores, gestión de bares y restaurantes y agricultura.



“Falta un poco de sensibilización porque aún se tienen muchos prejuicios, no obstante, las familias han sido bien acogidas. La verdad que ha ido bastante bien y las familias están muy contentas”, subraya Dorys.

Otra cosa que destacar de la Mesa del Mundo Rural, explica Dorys, es que cada una de las asociaciones tiene un estilo de trabajo, “pero lo que sí queremos tener en común es contar con el soporte de las diócesis que acogen a las familias que llegan y, en la medida de los posible, con la implicación de los de los párrocos que viven en los pueblos. Ese es el paso que queremos lograr”.

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