Manos Unidas apoyó en 2020 a más de dos millones de personas a través de 506 proyectos en todo el mundo

Con la Memoria 2020, la ONG rinde cuentas del trabajo realizado en el ámbito de la cooperación al desarrollo y la sensibilización en un año marcado por la pandemia de la covid-19

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Manos Unidas ha presentado este miércoles, 16 de junio, la Memoria 2020 para rendir cuentas del trabajo realizado durante un año marcado por la terrible pandemia de la covid-19, que ha condicionado la vida de millones de personas y por ende el trabajo de la ONG.

En 2020, Manos Unidas apoyó directamente a 2,3 millones de personas en un total de 53 países de África, Asia y América a través de 506 proyectos aprobados por un importe que ronda los treinta millones de euros. El pasado año alcanzó una especial relevancia la labor de acción humanitaria, con 172 proyectos por valor de 4.884.367 €, de los cuales 136 fueron iniciativas relacionadas con la emergencia de la COVID-19 en 36 países.



Las palabras de Clara Pardo, presidente de Manos Unidas

Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas, recordó los primeros meses de la pandemia de la covid-19: “Nos cogió a todos por sorpresa y nos llenó de miedo y dolor. Nos hizo ser vulnerables. Esta pandemia sigue causando estragos en muchos países. El mes de abril pasado, cuando el mundo estaba detenido nuestros ingresos sufrieron una caída del 40% y nos dimos cuenta que no podíamos seguir ayudando y poner en marcha muchos de los proyectos que habíamos empezado. Este descenso estuvo motivado por el cierre de las actividades de nuestras delegaciones”.

La presidenta de Manos Unidas ha subrayado que “dedicamos al sector de la salud casi un 40% de los proyectos aprobados” y ha advertido que “los gobiernos no pueden sacar pecho cuando dicen que van a enviar 1.000 millones de vacunas a los países más pobres. Tiene que ser un deber y una obligación, no una limosna. Nos prometíamos salir todos juntos, estas no tienen que ser vanas palabras”.



“Estamos a tiempo de empezar a caminar juntos, como iguales, sin dejar a nadie atrás, sin obstáculos ni indiferencias. Solo así conseguiremos estrechar la brecha de la desigualdad. Y, si no lo hacemos así, habremos perdido una oportunidad de oro para cambiar” ha afirmado Clara Pardo.

Durante la rueda de prensa se ha podido escuchar el testimonio de tres personas que están luchando en primera fila contra el avance de la covid-19 en sus comunidades: Pedro Camajá, director de Fundebase en Guatemala, la hermana Pilar Cobreros, Directora del Hospital Dschang en Camerún y Franklin Menezes, sacerdote y director de los servicios sociales de Calcuta en India.



El testimonio de Pedro Camajá desde Guatemala

Pedro Camajá es un activista político, defensor de los derechos humanos en Guatemala y tiene una larga experiencia en el movimiento cooperativo guatemalteco, especialmente con pueblos indígenas, con los que lleva adelante procesos de desarrollo integral comunitario con enfoque endógeno.

“Los impactos de la pandemia del Covid -19 en las poblaciones indígenas confirman las grandes brechas de desigualdad social y económica que existen en el país, la falta de acceso a alimentos, la pérdida de empleo, el colapso del sistema de salud, la falta acceso a la educación principalmente en materia tecnológica” ha afirmado Pedro durante la rueda de prensa.

El activista político ha subrayado que “el gobierno aprovechó el contexto de la pandemia para imponer el estado de sitio en lugares donde hay intereses extractivos. Estas medidas son un claro mensaje de represión contra defensoras y defensores de derechos humanos; de hecho, en el año 2020 aumentaron las agresiones contra defensoras y defensores, llegándose a contabilizar 1004 agresiones de todo tipo, el nivel más alto del último cinco años

“La violencia intrafamiliar y contra las mujeres tuvo, también, un incremento significativo, pero con un alto sub registro. Por ejemplo, en las estadísticas oficiales reportan el 5% de aumento, pero, sin embargo, informes extraoficiales aseguran el incremento es mucho más elevado” ha advertido Pedro.

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Las duras palabras de la hermana Pilar Cobreros desde Camerún

Otro de los testimonios ha sido el de Pilar Cobreros, religiosa misionera de la Congregación de Siervas de María Ministras de los enfermos La hermana Cobreros, nacida en Zamora en 1963 y residente en Camerún desde 1994, es enfermera diplomada por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Hablando sobre los meses más duros de la pandemia, Pilar confiesa que “los pacientes más afectados fueron los que padecían hipertensión, diabetes o problemas respiratorios. Venían en una condición ya bastante deteriorada casi todos dependientes del oxígeno. Su fallecimiento era súbito y nos producía una sensación de impotencia que, a nivel profesional, nos afectaba bastante”.

Pilar recuerda además que “los medios de protección los “improvisamos” sobre la marcha: nos hicimos mascarillas de tela, sacamos del almacén batas que habían venido en contenedores y que las teníamos en reserva, de las botellas de plástico hicimos protectores para la cara”.

Hablando también sobre la vacunación Pilar afirma que “aunque en los medios de comunicación se habla mucho del tema y se muestran algunas fotos de personalidades vacunándose, la realidad es que a la gente de a pie, por lo menos en nuestra zona, aún no ha llegado nada. Por ejemplo, a nosotros, personal sanitario, no se nos han ofrecido ni notificado nada. Hay mucha confusión y la opinión de la mayoría es que, aunque venga la vacuna la gente no se va a vacunar”.

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La grave situación en la India

El último testimonio ha sido el de Franklin Menezes, director de los servicios sociales de Calcuta en la India. En su exposición ha hablado de la grave situación que atraviesa el país en relación a la emergencia del coronavirus, así como del incremento de la trata de personas y el trabajo infantil y de las estrategias de comunidades y organizaciones ante estas realidades.

“La India se encuentra en graves problemas. Por un lado, está la creciente crisis sanitaria y por otro el fuerte declive de la economía. Ambas son crisis humanitarias. Una es una cuestión de vida y muerte, y la otra de medios de vida, y ambas están estrechamente relacionadas” ha afirmado el director de los servicios sociales. “De la noche a la mañana todo se paralizó. Fue el comienzo de mucho dolor y miseria para millones de personas” recordó Padre Franklin

“Los tiempos que vivimos exigen una acción inmediata por parte de todos. Es el momento de dar, de compartir con profunda compasión en nuestros corazones con la gente que se ha roto, en este mundo fragmentado y atormentado. Si todos unimos nuestras manos, podemos llevar la esperanza y la curación a este mundo. Debemos hacerlo y lo haremos” ha concluido su discurso el director de los servicios sociales de Calcuta.

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