"Sentar el camino para el sostenimiento": Los ecónomos diocesanos trabajan en esta línea durante sus Jornadas

Los ponentes han destacado la importancia de "la implicación de los párrocos" en las las Jornadas de trabajo sobre ek sostenimiento de la Iglesia

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Durante las Jornadas de trabajo sobre sostenimiento de la Iglesia se ha celebrado una mesa de experiencias en la que se ha contado con las intervenciones de los ecónomos de Madrid, José Luis Bravo; Mérida-Badajoz, Julián Peña; Valencia, Antonio Sales; y la ecónoma de Solsona,Almudena Cañizal. Los ponentes han presentado cómo trabajan este ámbito de la Iglesia en cada una de sus diócesis.

José Luis Bravo, ecónomo de la archidiócesis de Madrid ha presentado el proyecto de financiación de la archidiócesis de Madrid, y ha indicado que “desde 1992 se creo esta oficina en Madrid y ya tenemos un recorrido. El proyecto de autofinanciación parte del principio de corresponsabilidad de los fieles. Hay que dar ese sentido de pertenencia a la comunidad y es la base del proyecto.

La Iglesia no vive de la ayuda del Estado

“Una de las ideas que repetimos entre los párrocos y los fieles es insistir en que la Iglesia no se sostiene con la colaboración del Estado. La gente piensa que vivimos de la ayuda del Estado, del Vaticano y del patrimonio. Hay que insistir en que lo que recibimos de la ‘X' no llega al 20% de los ingresos. Nuestra fuente de financiación debe ser la aportación de los fieles. Son los feligreses los que tienen que sostener. El proyecto lo trasladamos a todas las parroquias. Cada parroquia debe ser autosuficiente y que cada parroquia sea la que pague la nómina de cada sacerdote”.

Bravo ha explicado que “nosotros facilitamos el tema administrativo a las parroquias. Lo gestionamos desde el obispado para que la parroquia se libere de ese tipo de temas, aunque la parroquia sea la encargada de mover el tema de los donativos. Cuando me reúno con los párrocos y los consejos de economía les transmito el contacto permanente con ellos y les propongo que lo transmitan a la comunidad parroquial, que tiene un sentido litúrgico. Con estos gestos nos entregamos a nosotros mismos”.

Por su parte, Julián Peña, ecónomo de la archidiócesis Merida-Badajoz ha expuesto que “iniciamos esta experiencia en el año 2007. En la diócesis consideramos que había que dar continuidad a los proyectos de la Conferencia Episcopal. Nos marcamos como objetivo crear en los católicos una nueva cultura con relación a su compromiso económico con la Iglesia. Queríamos mejorar la imagen de la Iglesia en su vertiente económica y aumentar los recursos. Hicimos actividades informativas, formativas y tuvimos reflexiones y participación con las parroquias, además de la importancia que tenían en este asunto. El trabajo que hicimos fue en su mayoría interno”.

Peña ha añadido que “desarrollamos el programa de gestión parroquial EDIOCESIS, que está implantado en la diócesis y es utilizado por todas las parroquias, caritas parroquiales, hermandades y cofradías y grupos parroquiales como herramienta de trabajo. En el año 2020 vimos que había que hacer un replanteamiento de este proyecto tras lo que se nos vino en la pandemia”.

Coordinación en la ejecución de proyectos

“El trabajo de esta comisión debía ser global, transversal, creativo e interdisciplinar. La comisión debía llevar la iniciativa y marcar directrices para desarrollar un trabajo integral en el que basar un futuro a largo plazo, el sostenimiento económico de la diócesis y coordinar su ejecución. Los miembros de la comisión deberían tener una sensibilidad especial sobre el tema, una visión global de la Iglesia. Dentro de la comisión se han dividido cuatro áreas, divididas en organización, voluntarios, patrimonio y comunicación, para coordinar y responsablizarse en cada ámbito”.

La ecónoma de la diócesis de Solsona, Almudena Cañizal ha hecho hincapié en que “no podemos ir solo al tema económico, sino que hay que ir más allá. A nivel pastoral tiene que haber un encuentro con Cristo porque cuando recibimos es cuando damos. Hay que tener en cuenta también la transparencia y saber dónde va el dinero que se dona. La implicación de los párrocos es clave en esto. Si el párroco, que es el que está a pie de calle no ve el proyecto, no hay nada que hacer”.

Creación de un subdepartamento de sostenimiento

“Nosotros creamos un subdepartamento de sostenimiento. La Iglesia ha de caminar con paso firme hacia el auto sostenimiento. La iniciativa tiene que partir de la administración diocesana, que es quien gestiona los recursos y abona las nominas de los sacerdotes. También valoramos la contratación de una persona a media jornada con dedicación exclusiva a este proyecto. Se dio una formación interna a la persona contratada en ámbito y estructura diocesana y las iniciativas anteriores y campañas clave. A través de entidades externas también se enseñó como se podían coger ideas de otras entidades que recaudan recursos económicos como Cáritas o Manos Unidas”.

Cañizal ha resaltado la creación de cuatro proyectos principales en esta diócesis. “La primera fue una campaña directa de donativos llamada 150 x150 o 'Junts fem parròquia’, basada en el cambio de la desgravación del 75% de los primeros 150 euros. Estas campañas deben ser continuadas y no son de un solo día. También llevamos a cabo el diseño de una memoria propia de actividades, con las ideas recogidas en la Memoria Anual que publica la CEE, con datos aplicados y artículos a la diócesis y parroquias”.

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“Otra de las campañas fue ‘El camino de la economía y de la fe’. Un proyecto basado en tres premisas, como son la implicación de los párrocos, de los trabajadores laicos y voluntarios parroquiales y el seguimiento y apoyo por parte del subdepartamento. Se dio una formación especifica de 20 horas y se facilitaron los materiales. Por último se creó un enlace en la web diocesana con un portal modesto de donativos para que fuese de manera online. Desde economía diocesana se revisan los datos y se giran las suscripciones”.

El último en intervenir ha sido el ecónomo de la archidiócesis de Valencia, Antonio Sales, que ha explicado que "hay parroquias que han recogido dinero hasta en tiempos difíciles con las restricciones. 416.000 personas en Valencia marcan la ‘X’ en la renta. Si la mitad dieran 150€, nuestro porcentaje de autofinanciación mejoraría mucho. En Valencia creemos en el portal ‘Dono a mi Iglesia’ porque creemos que es una herramienta útil. Primero porque la tecnología nos ayuda por las restricciones del manejo del dinero efectivo. La gente hoy en día ya no va con dinero y este es un portal que ofrece una solución a esto. Todos somos más generosos con el dinero electrónico y hay que aprovecharse de esto”.

Sales ha indicado que “en Valencia no llevamos una comisión de sostenimiento como tal. Hay trabajo codo a codo entre todos. El vicario y yo vamos dos veces al año, convocamos a los párrocos y los consejos de economía para conocer cómo es la realidad en cada arciprestazgo. Aconsejamos a los párrocos a que impliquen a los laicos en todo este proceso y que ellos sean los que presidan en esta comunión pastoral. Cada uno a su nivel tiene que apoyarse en la feligresía para que ayuden en las parroquias”.

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