La historia de Laura tras llegar de Argentina a Madrid: "Aquí encontré acogida de calidad y calidez"

En la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado el foco se pone en la inclusión y acogida "para desarrollarte como persona y formar parte de la sociedad"

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La historia de Laura Facal narra en primera persona como migrante, su agradecimiento a la Iglesia madrileña tras haberse convertido en su familia. Ella llegó a España hace cuatro años junto con sus hijas y su marido desde Argentina ahogados por la situación económica en el país. Aquí encontró una vida digna acogida en una parroquia madrileña que le ha servido de empujón para comenzar una vida nueva en nuestro país. Ella es solo uno de los casos que demuestra que “la acogida y la hospitalidad en Madrid son de calidad, de calidez e inclusivas”.

Un buen día de hace tres años, Laura y su marido cogieron a sus hijas, todo lo que tenían e iniciaron el viaje de sus vidas, desde Argentina hasta España, buscando «un futuro mejor para su familia». La llegada a Madrid fue mejor de lo esperado: «Nos encontramos a una familia acá que hizo de todo por nosotros».


Calidad y calidez

Tras periodos de búsquedas y decepciones, encontró “una verdadera ‘familia’”. Porque asegura Laura que “partir de cero no es solo no tener dinero o trabajo, sino no tener familia”. Por eso ha instado a la necesidad de acoger ofreciendo algo más que un hueco. “Acoger es compartir un café, hay quienes llegan con dinero y casa pero necesitan ser escuchados; si no puedes prestar espacio, puedes ‘prestarte’ como persona”.

Para Cáritas Diocesana de Madrid estos puntos de vista contribuyen a ver la migración en su globalidad, para abordarla no como un problema, sino como un enriquecimiento intercultural, como un derecho, como un proceso libre para así “construir un nosotros cada vez más grande”, como nos dice el papa Francisco.


En este proceso el arzobispo de Madrid José Cobo define a las personas migrantes como “profetas del proyecto de Dios”. Porque, asegura, “Dios no se pone de perfil, sino que toma partido y lo hace de parte de las personas que se ven obligadas a migrar”. Y por eso invita a ‘tomar partido’ ante la realidad de la migración, que vemos en los barrios de la archidiócesis de Madrid. La acogida como comunidad cristiana a quienes llegan a nosotros “está dando una cara nueva a la Iglesia”.




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