La historia de Conchi y Paco, el matrimonio que lleva 30 años lucha contra la esclerosis múltiple: "Me enfadé"

Conchi se enfadó con Dios hasta que asimiló la enfermedad de su marido. Luego aceptaron la realidad desde la esperanza y la fe. TRECE ha conocido cómo es el día a día en el hogar

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Es Viernes Santo, jornada en la que se conmemora la Pasión y la Muerte de Jesús en la Cruz, símbolo de glorificación para los cristianos. Precisamente del significado de la Cruz saben mucho Conchi y su marido Paco, tras treinta años de lucha contra una enfermedad degenerativa.

Una enfermedad que no les ha impedido mantenerse siempre firmes en la fe: “No debería decirlo, pero soy una persona que tengo esta enfermedad y no le doy tanta importancia. Cuando rezo, nunca rezo por mí. Soy católico en el sentido de que Dios me ha dado esta enfermedad, como si me hubiese dado otra. Hay personas que están peor que yo”, comenta Paco en declaraciones a TRECE.

“La enfermedad de esclerosis múltiple es una enfermedad muy dura también para los que estamos a su lado, porque no existen ayudas para personas con esta discapacidad”, ha agregado Conchi, quien además ha denunciado que “todas las ayudas técnicas hay que pagarlas y no tienes ni ventajas fiscales ni nada”.

Pese a todos los contratiempos, Paco se define como una persona divertida, incluso en momentos en los que “estoy echo un desastre y me duele todo el cuerpo”, ha asegurado.

A lo largo de estas tres décadas de lucha contra la esclerosis múltiple, ha habido tiempo para reunir esperanzas de que salga al mercado algún tipo de medicamento que palie al menos los efectos de la enfermedad. Hasta ahora no se ha encontrado ninguna para la 'progresiva primaria', que es el tipo de esclerosis que sufre Paco.

A ambos les costó asimilar la realidad que vivía Paco. A su mujer le costó un enfado con Dios: “Cuando empezó la enfermedad realmente creo que me enfadé con Dios un tiempo, hasta que asimilé esto”, ha reconocido en TRECE. Unos cursos de cristiandad le ayudó a superar esta crisis de fe que manifestó.

Y es que como afirma Paco, “esta enfermedad es asquerosa para la familia, porque podríamos estar paseando, yendo al teatro o musicales”.

Pese a todo, resignación cristiana, como afirma Conchi: “Ves a gente con sus parejas y entonces a veces te planteas ¿por qué? Todo sucede por algo y es Dios quien decide eso, entonces me planteé que nos había tocado esa vida, la tenía que aceptar y a pesar de que va a psicólogos, la Ultreya me sirve para pasar un momento con personas, oraciones, testimonios...”.

Los dolores y la movilidad reducida de Paco le impiden asistir a Misa, por lo que es el Padre Julián Lozano, de la diócesis de Getafe, quien acude a su domicilio para administrarle la comunión: “Me importa más mi familia que yo. Yo lo que quiero es ver a mi familia, a mi hijo y a mi mujer”, ha confesado.

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