El emocionado recuerdo del cardenal Cobo a José Antonio Álvarez, obispo auxiliar fallecido a los 50 años: "Dejad que su semilla dé fruto"

El arzobispo de Madrid presidió en la catedral de la Almudena la misa exequial por el obispo auxiliar, fallecido a causa de un infarto.

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El cardenal José Cobo, durante la misa exequial por el obispo auxiliar de Madrid, José Antonio Álvarez

Álvaro Sáez

Publicado el - Actualizado

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"La muerte de un cristiano, la muerte de un obispo, no es un fracaso, sino la culminación del seguimiento". Con estas palabras, el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, quiso dar sentido al dolor que embargaba a la diócesis en el funeral por José Antonio Álvarez, obispo auxiliar fallecido el 1 de octubre a los 50 años a causa de un infarto. 

En su homilía, Cobo se apoyó en el Evangelio del día y en el lema episcopal del difunto, "Sígueme", para trazar el hilo conductor de su mensaje: "Hoy sentimos que este “sígueme” ha alcanzado la plenitud: Jesús te ha llamado de nuevo, no para una misión en la tierra, sino para entrar en la Vida definitiva".

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 "Estar con él ha sido un lujo, ha sido un regalo"

El arzobispo recordó la actitud de vigilancia y disponibilidad que marcó la vida del obispo auxiliar: "Así ha vivido José Antonio siempre: diciendo que sí, con prontitud para hacer bien su servicio y con fidelidad en cada etapa". Destacó su alegría, su eterna sonrisa, su cercanía a los sacerdotes, y su espiritualidad "pascual y apostólica", siempre centrada en Cristo resucitado. "Jesucristo no promete seguridades ni comodidades; ofrece la certeza de caminar con Él, la alegría de entregarse sin reservas. Así ha vivido José Antonio, gastándose hasta la última tarde", subrayó.

Cobo evocó detalles de su vida cotidiana: cómo cada mañana, en la oración de laudes, José Antonio ponía en manos de Dios los nombres de sacerdotes de la diócesis; su "silencio de las cosas bien hechas"; y su capacidad para «relativizar las cosas con sentido del humor". "Estar con él ha sido un lujo, ha sido un regalo", afirmó.

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Antes de concluir, el cardenal dejó tres llamadas inspiradas en el testimonio del obispo: "Cuidarnos unos a otros, buscar lo importante y confiar en el Señor". "La fe no elimina el dolor, pero lo transforma en esperanza. Dejad que la semilla que José Antonio ha sembrado en la diócesis dé fruto", exhortó. Un adiós multitudinario en la Almudena

"ángela, puedes estar orgullosa de tu hijo"

La misa exequial se celebró en la catedral de la Almudena a las 19:00 horas. El féretro reposaba en el suelo del presbiterio, el mismo donde José Antonio se postró en su ordenación episcopal hace poco más de un año.

Concelebraron más de un centenar de sacerdotes y numerosos obispos, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello; los cardenales Carlos Osoro y Baltazar Porras; los obispos auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino y Vicente Martín; y prelados de diversas diócesis españolas. También asistieron autoridades civiles, como el concejal presidente del distrito Centro, Carlos Segura.

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Dirigiéndose a la madre del obispo, Ángela, presente en primera fila junto a su hija y otros familiares, Cobo expresó: "Puedes estar orgullosa de tu hijo"