Ricardo Blázquez, en la ordenación episcopal de Jesús Rico: "El obispo mira con amor a las personas confiadas"

El arzobispo émerito de Valladolid ha definido el ministerio episcopal como "un servicio a los demás que debe ser cumplido servicialmente, como nos enseñó Jesús"

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Una estrecha relación de amistad es la que une el cardenal Ricardo Blázquez con el nuevo obispo de Ávila, Jesús Rico, y con la hermandad de Sacerdotes Operarios. Así se lo ha querido manifestar durante la homilía pronunciada en la celebración de su ordenación episcopal y del inicio del ministerio episcopal: “Nos conocimos en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca, cuando yo empezaba la actividad docente y tú te preparabas para recibir el ministerio presbiteral. Guardo un recuerdo imborrable y gratísimo de aquellos años

El cardenal Blázquez, arzobispo emérito de Valladolid, ha presidido este sábado la toma de posesión del nuevo obispo de Ávila, Jesús Rico. “Jesucristo te ha elegido libremente porque quiso y porque te ha amado para que estés con Él y para enviarte a proclamar el Evangelio con las palabras, las obras y la vida entera”, ha subrayado Blázquez durante la homilía.



La diócesis de Ávila ha dejado en la historia una profunda huella caracterizada por la espiritualidad; Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, “son testigos eminentes”, ha afirmado Blázquez. El cardenal también ha recordado la figura de San Francisco de San Miguel, compañero de martirio en Nagasaki de San Pedro Bautista, que con su “palabra, su vida y la forma de morir fueron testigos de Jesucristo crucificado”.

Durante la celebración de la toma de posesión y del inicio del ministerio episcopal hay dos momentos fundamentales: “La imposición de manos de los obispos participantes sobre el presbítero que recibe la ordenación, y la plegaria de ordenación que pronuncia quien preside, y en voz baja se unen los demás obispos e interiormente se adhieren los fieles. La celebración es solemne y bella, honda y expresiva. Se unen la Iglesia en oración, el ordenando en disponibilidad obediente a Dios y los obispos que lo acogen fraternalmente en el mismo ministerio”.



El cardenal Blázquez ha definido el ministerio episcopal como “un servicio a los demás que debe ser cumplido servicialmente, como nos enseñó Jesús lavando los pies a sus discípulos. Debe hacer de su vida una dedicación laboriosa y diligente, impregnada de afecto, a tiempo y a destiempo, gastándose y desgastándose por los demás; como buen samaritano se acerque a los heridos por la vida; ofrezca el perdón del Padre Dios a los contritos de corazón y abatidos por el peso de sus pecados”.

“El obispo mira con amor a las personas confiadas a su cuidado y con celo mantiene las realidades encomendadas a su custodia y recibidas del Señor para que sean hontanar de vida, de amor y de esperanza. Es un ministerio para testificar y transmitir con fidelidad la herencia apostólica y salvífica. Del obispo se pide ejercitar la magnanimidad de padre y hermano con todos los cristianos; sostener y alentar a los atribulados; acoger y promover los carismas del Espíritu”, ha subrayado el cardenal arzobispo emérito de Valladolid.



Por último, Blázquez ha recordado la figura de Santa Teresa, “capacitada por el Espíritu Santo para un magisterio de orden espiritual. Ella, en virtud de la profunda experiencia cristiana y mística, es maestra en la Iglesia. Ha recibido una palabra para nuestra edificación. Sus admirables escritos continúan ejerciendo un magisterio que nos ilumina. ¡Que ninguna palabra, eco de la Palabra de Dios, sea desoída, silenciada, ni excluida!

“La ordenación del obispo de Ávila, donde nació y vivió Santa Teresa de Jesús, que respetó y acató el magisterio de los obispos, que buscó el consejo de “espirituales y letrados” y, que fue enriquecida con un magisterio espiritual reconocido por el Papa, es una preciosa oportunidad para acoger la Palabra de Dios que nos llega por los cauces que el Señor ha abierto en la Iglesia”, ha finalizado Blázquez su homilía.

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