El trabajo de los capellanes en hospitales, todo el día al lado de los enfermos: "Es una relación muy humana"

Javier y Alfonso son dos de los tres capellanes del Hospital Clínico Universitario "Lozano Blesa" de Zaragoza. Ellos viven esta Jornada del Enfermo con los protagonistas.

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La Iglesia celebra este viernes, 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, la Jornada Mundial del Enfermo. Este día se inicia la Campaña que concluye el 22 de mayo, cuando la Iglesia en España celebra la Pascua del Enfermo. “Acompañar en el sufrimiento” es el lema que propone el departamento de Pastoral de la Salud, que ha editado los materiales para esta Jornada instituida hace 30 años por san Juan Pablo II para sensibilizar sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.

En el programa de TRECE, 'Iglesia al Día', Álvaro de Juana ha hablado con quien realmente vive este día con los enfermos. Javier García y Alfonso Aguado son dos capellanes del Hospital Clínico Universitario "Lozano Blesa" de Zaragoza que viven las 24 horas en el hospital: “En este hospital hay una presencia de los capellanes las 24 horas del día. Somos 3 capellanes, cada uno está 8 horas y nos vamos turnando para poder estar cerca de los enfermos y asistirlos. En cuanto nos necesitan acudimos inmediatamente”, dice Javier.



Los tres capellanes viven en el hospital y están cada uno unas ocho horas diarias y así consiguen cubrir todo el día. Alfonso cree que es importante “darse cuenta que nosotros vamos visitando a los enfermos, pero son muchas habitaciones. Entonces es importante que el que quiera ser visitado lo solicite al control de enfermería y ellos luego nos llaman”.

Pero, ¿cómo es la relación entre un capellán y un enfermo? “Los enfermos pasan muchas horas solos en la habitación y es una relación muy humana, de cercanía, de sentir una mano tendida cercana que les da cariño, compañía, conforto y que los pueda asistir espiritualmente a través de los sacramentos”, afirma Alfonso.



“Hay que tener en cuenta que estas personas están viviendo un momento de desasosiego. Seguramente desde un punto de vista físico, pero también se replantean muchas cosas a nivel espiritual. El sacerdote quiere iluminar, a la luz de la fe, la situación que están viviendo. Ellos sienten que llega Dios a visitarle y, de alguna manera, somos la “oficina de reclamaciones” de Dios. Vamos tratando de dar una respuesta a las preguntas más difíciles. No hay respuestas prefabricadas, cada momento es particular”.


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