Empieza el camino hacia la beatificación del padre Huidobro, jesuita fallecido durante la Guerra Civil

La causa arranca en Madrid porque es donde falleció el Siervo de Dios y está promovida por el Arzobispado Castrense y la Compañía de Jesús

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El Arzobispo de Madrid, Cardenal Carlos Osoro, presidirá esta tarde la apertura de la causa de beatificación del Siervo de Dios Fernando Huidobro Polanco, jesuita fallecido durante la Guerra Civil Española (1936-1939) cuando confesaba a un legionario herido en el frente.

La causa de beatificación está promovida por el Arzobispado Castrense y la Compañía de Jesús. La ceremonia de apertura se celebrará a las 19:00 en la parroquia de San Francisco de Borja y se podrá seguir por el canal de YouTube del Arzobispado Castrense.

Según se puede leer en la biografía difundida por la Archidiócesis de Madrid, el P. Fernando Huidobro nació el 10 de marzo de 1903 en Santander. Tras estudiar en Melilla y en Madrid, ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en Granada el 16 de octubre de 1919. Hizo los votos del noviciado el 21 de octubre de 1921.

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Su biografía

Inició en Oña, Burgos, los estudios de Teología en el año 1930, pero en 1932 debió trasladarse a la ciudad belga de Marneffe tras la expulsión de los jesuitas de España por parte del gobierno de la II República.

El 27 de agosto de 1933 recibió la ordenación sacerdotal en Valkenbug, Holanda. Una vez finalizados sus estudios de Teología residió en Berlín y Friburgo, Alemania, para continuar sus estudios de profesor de Filosofía, y, finalmente, en la ciudad de Les Avins, Bélgica.

Estando allí comenzó en España la Guerra Civil y pidió el traslado a su país para atender a los afectados por los enfrentamientos. Tras intentar de forma infructuosa instalarse en la zona republicana para ayudar a los represaliados, se incorporó en 1936 a la IV Bandera del Tercio de la Legión como capellán en Talavera, Toledo.

El P. Fernando Huidobro nunca eludió los riesgos que implicaba su labor como capellán en zona de guerra, y con frecuencia acudía al frente para dar atención espiritual a los combatientes, heridos y moribundos, muchos de ellos del otro bando de la guerra.



Su muerte ayudando a un legionario herido que había pedido confesión

Ese arrojo le valió el respeto de los legionarios a los que acompañaba, sobre todo tras caer gravemente herido en la batalla de Madrid durante los combates en la Casa de Campo en noviembre de 1936. Cuando aún no se había recuperado del todo, se reincorporó al frente, esta vez en la Ciudad Universitaria de Madrid.

El 5 de abril de 1937, durante un permiso para realizar unos ejercicios espirituales, hizo los últimos votos en el Colegio de San José de Villafranca de los Barros, en Badajoz.

Después regresó al frente. Pocos días después falleció como consecuencia de las heridas provocadas por un obús mientras ayudaba a un legionario herido que había pedido confesión.



Fama de santidad ya en vida

Según se puede leer en la web de la Archidiócesis de Madrid, el siervo de Dios gozó de fama de santidad ya en vida, como se relata copiosamente en su proceso. Y también en el momento de la muerte y después de ella. Tanto sus familiares y amigos como sus compañeros jesuitas, como los militares testimoniaron al poco tiempo de su muerte acerca de su vida heroica de santo. Muy pronto se editaron estampas con una oración pidiendo su beatificación. Existe también una lista de favores atribuidos al padre Huidobro tras su muerte.

Es indicativo de esta fama que la primera sesión de su causa sea solo diez años después de su muerte. 25 testigos cualificados – en su mayoría jesuitas y militares – testimonian sobre ella. Es importante subrayar que la heroicidad de sus virtudes la ejerció durante toda su vida, especialmente durante su formación en la Compañía de Jesús (1919-1936) y como capellán en el frente (1936-1937). Por eso es propuesto como modelo de virtudes en su calidad de sacerdote jesuita y no solo por los siete meses que estuvo en el frente.

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